Hola Santiago, ¡cuánto has crecido!

Ing.-Leo-Sanchez

Sé que, aunque han pasado muchos años, sigues latiendo como un corazón, aunque el Yaque menguado ya no pueda dormir por la contaminación de aguas servidas y la basura vertida

No puedo precisar cuántas veces han cambiado el sentido de circulación de tus emblemáticas calles sin haber resuelto nada, y los cambios de nombres para relegar a Franco Bidó y elevar al patricio y la fecha de su gesta, aunque para mi gusto, la vieja Avenida Central, pudiera ser la Duarte, y que Bidó en lugar de ir a Nibaje, permaneciera donde estaba su ilustre nombre.

Tus icónicos lugares siguen teniendo sus nombres, aunque ya no sean lo mismo o hayan desaparecido para siempre.

Tu Cerro del Castillo con su monumental alegoría trujillista, por poquito se olvida de sus motivos restauradores para irse de copas con las putas no tan tristes del profesor Apolinar Núñez, bailando ahora bachata y reggaetón.

Porque, si bien te puedes tomar una cerveza en la 16 de agosto, no es lo mismo sin Lula y Bader, y los quipes y encurtidos ya no saben igual, aunque te sigas sentando sobre cajas vacías de cerveza.

Y es imposible tomarse una malteada o un helado en Los Capri’s que se fueron bajando la Calle Del Sol.

Mientras una pizzería taurina aterrizaba en una estación de combustible frente al Parque de Los Chachaces.

Los viejos teatros Colón y Apolo ya no volverán a hacer nuestras delicias fílmicas ni a ocultar nuestros encuentras amorosos, igual que el Cine Doble, y La Lata con sus pizzas ardientes como su horno.

La Zurza, perdió su bucólico encanto pastoril rebozada de arquitectura.

El Calvario de la Calle Beller, al pie del Cerro del Castillo, se ruboriza Ahí como un Bar de la City, haciéndole Kukara Mácara a César Tolentino con 3 cafés.

Qué tranquilo y propicio era el cine de la Beller, ¿te acuerdas? Y qué bulloso el Cine Jardín,con los conchos que subían desde la Avenida Imbert hacia la calle Santiago Rodríguez.

Aunque el Pez sigue siendo Dorado, y hoy se come en tantos bellos lugares, ya perdimos para siempre El Antillas y la terraza colgante del Tomasco, que se fue circunvalando la historia.

Igual se han ido El Lazo de Chiche y los viejos abrevaderos del Mercado Modelo.

Los viejos potreros meretricios, ya no existen porque la prostitución se ha sofisticado, aunque los padrinos siguen teniendo los mismos apellidos con mayores beneficios.

El viejo Hotel de las Mercedes es una ruina, aunque los Amantes de la Luz sigan iluminando la cultura que sigue morando en el Centro.

La Iglesia Mayor, ¡wao!, ahora es un suntuosa catedral, mientras San José y La Altagracia no han hecho méritos para su ascenso ni la pequeña parroquia de la Cuesta de Nibaje. Todas compiten Evangélicalmente con decenas de nuevas denominaciones que han crecido como la verdolaga.

Tu Aeropuerto Internacional, es una herida, en medio de granjas y cultivos, que sonríe a los aeroplanos que aprendieron a sortear las montañas antes de a tronar el valle y la pista de aterrizaje como un Puñal apuntando a Licey.

Y aunque la mayoría de las tiendas siguen estando allí, la clientela tiene mayores opciones en las plazas y Malls, bellos como la tierra.

Y el Matum sigue allí, sin olvidar la vergüenza de un ataque traidor.

Estallaste; ya tus fronteras no están por La Hoya del Caimito, Villa Progreso, Nibaje, Bella Vista, La Otra Banda,La Yagüita de Pastor, o El Ingenio.

Porque ya Pontezuela, Guazumal y Tamboril son parte de tus barrios.

Igual que Gurabo, Jacagua, Licey, Ortega y Guayabal, Canabacoa, Las Palomas, Colorado y Puñal.

Y La Herradura, Cienfuegos y Arroyo Hondo, Pekín, Los Girasoles, Los Jazmines, Las Chacas y La Barranquita

Te has subido a la cordillera, pero hasta allá suben las asfixiantes humaredas de tu ardiente cáncer de Rafey que no tiene dolientes.

Desde Camp David, se pierde la vista y se pierde la cuenta también, contanto los rojos tejados de las nuevas urbanizaciones cerradas y exclusivas, donde poco o ningún castellano se habla.

Tanto has crecido que hasta quieren disecarte para aumentar el reparto burocrático de los recursos del presupuesto, como hicieron con el viejo solar del Ozama, de Ovando y los Colón.

No les importa en amor ancestral que anuda sus lazos de calle a calle, de sector a sector, aunque ese amor se haya desbordado más allá de las fronteras de las viejas tradiciones cuando peleaban La Hoya y Los Pepines.

Cuánto has crecido y cuán poco has mejorado. ¿Irías a mejorar dividido?

¿O solo buscan crear más zánganos?

El progreso y la globalización han hecho peligrosas tus calles y tus ambientes, aunque sigues latiendo y latiendo…ciudad corazón.

Y añoro circular por tus calles, sin importar la hora del día, sintiendo como late tu actividad comercial, o en las noches cuando andas romántica y feliz como una guitarra bajo un balcón en serenata cantando con el corazón.

Laten tus calles de noche, laten tus calles de día, como un carnaval desplegado lejos de la amenaza de una división sin sentido.

Porque, en el fondo, solo laten los intereses que quieren manejar más fondos.

¿Por qué, para variar, no intentan trabajar con eficiencia con lo que hay de presupuesto sin procurar botarlo en más rémoras?

Para que puedas latir limpia y organizada, bella como siempre has sido.

Late corazón, late, aunque los burócratas se queden con su corazón partío.