Estoy aquí para ganar. Y eso es lo que importa. Así respondió a la masa. Abucheos a la victoria. Sea como sea. It´s Hammertime. ¿Por qué lleva un neumático más blando? Era la vuelta 57 cuando los estrategas de Lewis Hamilton intentan pasar en boxes a su compañero Nico Rosberg. Undercut lo llaman, entrar una vuelta antes que tu rival para con goma nueva ir más rápido y pasarlo, y eso es lo que intentó hacer el campeón del mundo con su compañero de equipo. Pero un pequeño error de un mecánico le dejó detrás a pocas vueltas del final. Y Rosberg sale delante. It´s Hammertime, le dicen de nuevo a Lewis. Y aunque a Nico le ponen superblando y blando al inglés, la lucha está en la pista. Queja. ¿Por qué más blando el suyo? ¿Why? Da igual. Hammertime. Tiempo de martillo.
Lo decía el rapero MC Hammer, uno de los favoritos de Hamilton en los noventa, cuando paraba la música en los conciertos y aparecía en escena, era su momento. Aquí estoy. Y el momento de Hamilton es ese, el de la lucha en cada curva, el de frenar más tarde, el de intentar lo más difícil. Intentar. Niki Lauda congelado en el box. Toto Wolff con los pies bailando en el muro. Y los Mercedes pasando coches doblados pegados uno a otro, a pocas décimas, volando como una sospecha para la vista en plena recta. Vuelta final. Medio segundo. Difícil. Allá va. Lo tenía que intentar. Lo iba a conseguir. Pase lo que pase. Y se tocan a la salida de la segunda curva. Y se vuelven a tocar. Cuando Hamilton vuelve a la pista. El alerón delantero del alemán sale volando por los aires. Y pierde. El recurso del defensa italiano ante el virtuoso delantero brasileño. Nesta contra Ronaldinho. Y gana el talento. Victoria de Hamilton. Ya ha logrado 46. Y se acerca al liderato. Cuarto llega Rosberg finalmente, con su Mercedes herido, guerrero con la espada rota y respiración agitada.
Más allá de los héroes de plata, en la batalla del podio que tenían seguro después de la guerra de la estrella, Verstappen puede con Raikkonen, el finlandés lo intenta en la recta de meta. No puede por poco. Muy poco.
Ahora Nico sigue líder, pero con solo once puntos de ventaja sobre Hamilton. Que contará a sus dioses que estuvo en éxtasis, aunque fuera un rato.
La carrera comenzó con el británico primero manteniendo la pole y con un espejismo negro vestido de lord inglés: Jenson Button se pone segundo en la primera vuelta. Magnifico. Le cuesta un mundo, siete vueltas, a Rosberg pasarlo, pero después le pasan casi todos los de delante, con los neumáticos casi en la lona. Finalmente Button terminaría sexto y luchando por la quinta plaza con el Red Bull de Ricciardo, y antes con el Williams de Bottas. Un paso adelante. Importante. ¿Será real esta vez? Veremos, pero el sexto de Button fue de ley.
Como la lucha de estrategas en Mercedes. Porque en el ecuador Rosberg le pasó a Hamilton en boxes, otro error de pit lane, y eso provocó la remontada final y la lucha de las últimas vueltas. En esos momentos era líder Verstappen, de nuevo en el podio tras España, al que pasaron a poco del final en pista los Mercedes. Gran carrera la suya.
Como la de su anterior compañero en Toro Rosso, un Carlos Sainz que terminó octavo desde la decimoquinta posición y con un propulsor tocado, el mismo que se quedó sin turbo en los libres 3. Y con adelantamientos al límite. Merece un coche bueno. Ya. Lo pide el paddock. De verdad. ¿Ferrari?
A Vettel le gustaría, el mismo que se quedó con un neumático destrozado en mitad de la recta y tuvo que abandonar. Salió el safety. Pero cambió poco. Otro abandono, seguido seguido para Alonso. Él. Que también estaba aquí para ganar…