El robo de toallas, nuevo problema en Wimbledon

El inicio de Wimbledon está siendo uno de los más complicados que se recuerdan. A las adversidades que generó en la programación de partidos el mal tiempo en la primera semana de torneo se suma ahora un nuevo dolor de cabeza para los organizadores: el robo de toallas oficiales.

Según el All England Club, sólo el 20 por ciento de las más de 6.000 toallas son devueltas por los jugadores (es decir, casi 5.000 unidades se pierden por el camino), que deliberadamente se llevan varias toallas por partido para coleccionar o regalar.

El domingo, los tenistas juniors fueron señalados por la organización, que considera que organizan una especie de competición para ver quién se lleva más «souvenirs» de Wimbledon luego de sus partidos.

Con la certeza de que ya «faltan» unas 130.000 libras esterlinas (155.000 euros) en toallas, el torneo de Londres decidió darles a los juniors toallas blancas.

«Los juniors han creído por muchos años que pueden competir a ver quién se lleva más toallas», dijo al diario británico «The Telepgraph» Goerge Spring, jefe de las pistas del All England desde el 2000.

Pero no sólo los juniors fueron señalados por la organización, sino que los tenistas «top», incluidos los dos número uno, Novak Djokovic y Serena Williams, han reconocido haberse llevado varias toallas en cada partido.

«Planeo antes del partido dejar la mitad de mi bolso vacío o un bolso entero para las toallas que me llevo de Wimbledon», admitió el serbio Djokovic antes de ser eliminado en la tercera ronda.

Según Spring, la estadounidense Serena Williams es una «leyenda» en este arte. «Serena es una leyenda… ya se podría haber comprado una segunda casa. Este asunto de las toallas ha sido un poco un secreto», dijo el encargado de acondicionar las canchas sobre la número uno, con ganancias cercanas a los 80 millones de dólares en su carrera.

La mayor de las Williams, Venus, bromeó: «Tengo muchas en casa, desde 1997. Tengo algunas toallas de hombres también, se pueden cambiar en el mercado negro de toallas».

Cada jugador recibe dos toallas por partido, que debería dejar en su silla al dejar la pista, pero los oficiales no pueden obligarlos. Y con las interrupciones por lluvia, en cada reanudación vuelven a tener dos nuevas toallas disponibles.

La joven canadiense Eugene Bouchard, de 22 años, contó su secreto: «Cuando hay demora por lluvia, te llevas otras dos toallas extras. En un partido, cuatro toallas. Creo que lo hago bien».

Algo similar hace el estadounidense John Inser. «Creo que me he podido hacer con seis en un partido (por la interrupción). Paramos en el 1-1 y ya son dos; termino 7-6 y 1-3 y dos más. Así las reparto como caramelos», contó antes de ser eliminado en la tercera ronda.

En la tienda oficial del torneo, frente al portón de la entrada 5 del All England, las toallas son el producto más vendido. Cada una cuesta 29 libras (casi 35 euros).

Fuente