NUEVA YORK. El proyecto que concluyó con el triunfo del senador estatal dominicano Adriano Espaillat en las primarias demócratas del martes 28 no es nuevo. Se venía tejiendo con estrategias bien perfiladas desde hace décadas.
La figura detrás de la cortina y el candidato victorioso es el reconocido empresario, sociólogo, activista comunitario y dirigente político Jaime Vargas.
Ambos se conocen desde la niñez y han sido inseparables en las luchas comunitarias y políticas de Nueva York, al punto de que la relación personal entre ellos supera el concepto de hermandad.
Por encima de eso, son compadres y han sido juntos, protagonistas de parte de los capítulos más trascendentales en las luchas comunitarias, desde lo político hasta lo cívico.
La época en la que los dominicanos comenzaban a incursionar en la industria del taxi de la ciudad, contribuyó a fortalecer más la relación de Vargas y Espaillat. Los dos, dirigieron importantes movimientos y diseñaron estrategias, encabezando movilizaciones y manifestaciones que hoy forman parte de la historia.
Así comenzó un capítulo entre aquellos amigos que los ha llevado a recorrer un largo y difícil camino de lucha, que se coronó con la clara victoria de Espaillat, en las primarias demócratas del martes.
Vargas, nostálgico y emotivo, recuerda secuelas de esa historia y siente un alto orgullo en haberse convertido en una especie de “centurión” detrás de los proyectos políticos de Adriano que también él concibió y diseño.
Comenzó, relata Vargas, con convencer a Espaillat de que debía convertirse en el primer asambleísta estatal dominicano por el distrito 72, controlado entonces por el irlandés Brian Mortaugh, que llevaba más de 20 años en el escaño, sin asumir ningún compromiso con la diáspora dominicana del Alto Manhattan.