SANTO DOMINGO. El patólogo Sergio Sarita Valdez reveló que la inmensa mayoría de muertes, atracos y asaltos que ocurren en la República Dominicana no son investigados.
Entrevistado por el periodista Federico Méndez, en el programa Esferas de Poder, que se transmite los domingos de 5:00 a 6:00 de la tarde, por Santo Domingo TV, consideró que eso incita la ocurrencia de hechos criminales.
“Entonces, eso es un estímulo al crimen, al robo, al asalto porque ellos (los presuntos autores) están seguros de que hay muy poca probabilidad de que sean atrapados”, acotó.
Comentó que si se buscan los cuatro puntos cardinales del país, “no es cierto de que cada vez que hay una muerte violenta, tiene un análisis y un estudio detallado, a lo que aspiramos”, recalcó.
Advirtió que las muertes violentas que se producen en el Gran Santo Domingo son lo suficiente como para saturar el sistema “y no poder dar una respuesta”.
“Hoy en día tenemos que las muertes en la República Dominicana, no todas se investigan, medico legalmente hablando, en términos de autopsia”, sostuvo.
El experto expuso que en una muerte súbita, donde no se sabe lo que pasó, es importante determinar si esa persona expiró por envenenamiento, muerte u otra causa, lo cual genera una incógnita.
Sarita Valdez planteó que República Dominicana tiene la más alta mortalidad del mundo por accidentes de tránsito.
Indicó que a muchos de los muertos por accidentes no se le realiza autopsia por el volumen de casos ocurridos.
“Entonces, muchas de estas muertes no se investigan, y de verdad debieran investigarse, pero es la realidad social nuestra y la capacidad de respuesta de la nación”, subrayó.
Entiende que el país tendría que invertir gran parte del Presupuesto General del Estado para poder atender adecuadamente esa necesidad.
Indicó que si investigar esas muertes por accidentes no se pueden desarrollar programas de prevención basado en la realidad dominicana.
Advirtió que lo que aparenta ser una muerte por accidente automovilístico, puede resultar que se trate de una persona que la haya matado y puesto su cadáver en una curva o un lugar donde le pasen vehículos por encima.