Aunque todavía están muy lejos de donde desean, es evidente que han mejorado. Sin embargo, resulta fácil, y doloroso a la vez, echar la vista atrás, al año pasado, y acordarse de aquellas palabras que repitieron tanto en Woking que casi se convirtieron en un mantra: nos tomamos cada carrera como si fuera un test. Cuántas veces escuchamos eso y cuántas nos resignamos por ello… Eso ya forma parte del pasado de McLaren, pero es el presente de otro equipo, de Renault.
Un reinicio siempre es difícil, y ahora son los franceses los que están en ese proceso tras su regreso como escudería oficial, y les está costando. Tienen una unidad de potencia que funciona, como demuestran cuando lo lleva un Red Bull al alza, pero siguen lastrados por una pobre construcción de su monoplaza. Por eso enfocan los grandes premios como test, o al menos eso hicieron en Bakú, según reconoce Kevin Magnussen en unas declaraciones recogidas por ‘Autosport’.
Tuvieron un sábado horrible, siendo los peores en la calificación, su gran hándicap. Así lo explica el danés: «Después de los Libres 3 nos dimos cuenta de que íbamos a ser muy lentos y configuramos el coche de una manera completamente diferente, una que nunca habíamos probado antes. No fue bien, pero fue lo adecuado porque hay que probar algo diferente sólo para aprender. Estamos en una posición en la que tenemos que aprender, tomarnos esto un poco como un test. Estamos probando en este momento».
«Nos dimos cuenta de que no íbamos a luchar por nada en la calificación, así que simplemente estamos preparados para aprender en esta posición. Incluso con un set-up perfecto para la calificación no habríamos ganado muchos lugares. Quizá podríamos haber ganado al tipo de delante, pero no mucho más», agrega Magnussen, que tuvo que salir desde el pit lane tras cambiar la caja de cambios. Luego, en carrera, se recuperaron un poco, pero saben que aspiran a poco. Llevan 6 puntos en 8 citas. 2016, sólo es un test para Renault.