El 11 de julio de 1900 es una fecha histórica no sólo en el Olimpismo, sino en la historia de la emancipación femenina en el deporte. Ese día, en París, la británica de 28 años Charlotte Cooper. conocida con el apelativo de ‘Chattie’ (nacida el 22 de septiembre de 1871 en Ealing, Middlesex, Inglaterra), a la que tachaban de “solterona” porque aún no había encontrado su media naranja, logró el primer título de los Juegos para una mujer.
Cuatro años antes, en Atenas, nadie se había planteado seriamente que hubiera presencia del mal llamado sexo débil y los 241 participantes de catorce países eran hombres. En la Ciudad de la Luz hubo 997 hombres, pero también 22 mujeres, según la versión oficial del Comité Olímpico Internacional (COI), aunque otras fuentes hablan de 19 señoras o señoritas incluso de sólo once.
Hay que tener en cuenta que aquellos Juegos se disputaron coincidiendo con la Exposición Universal de París, duraron cinco meses y ocho días y se caracterizaron por la anarquía extrema, de forma que no es fácil asegurar que los números que se barajan sean los correctos. Muchos participantes en los Juegos ni siquiera sabían que estaban compitiendo en ellos.
Pero lo que se acepta casi unánimemente es que Charlotte Cooper fue la primera campeona olímpica de los Juegos de la Era Moderna, al vencer en la final de tenis femenino a la francesa Hélène Prévost por 6-1 y 6-4. Compitieron en el torneo tenístico media docena de mujeres de cuatro países. Ese mismo 11 de julio de 1900 Charlotte logró su segundo título, en dobles mixtos, formando pareja con su compatriota Reginald Doherty. Vencieron por 6-2 y 6-4 al dúo integrado por Hèléne Presvots, la francesa que había sido eliminada por Chattie, y por el británico-irlandés Harold Mahoney. Se permitió formar parejas de distinta nacionalidad por única vez en la historia, debido al hecho de que la presencia femenina era escasísima. Curiosamente, en París 1900 no se disputó competición de dobles del mismo sexo y hubo que esperar hasta Ameberes 1920 para encontrar esa modalidad.
Charlotte Cooper, conocida amistosamente como Chattie, era probablemente la mejor jugadora de tenis de su época: su imagen más famosa de entonces nos la muestra antes o después de un partido, raqueta en mano, con camisa de manga larga y cuello alto, amplia falda y con ancho cinturón, de blanco inmaculado, salvo por el detalle de una estrecha corbata de color indeterminado.
Antes de los Juegos había vencido ya en tres ediciones del torneo de Wimbledon, en 1895, 1896 y 1898, y posteriormente ganó otras dos veces: en 1901, casi recién casada (dejó de ser solterona) con un jugador de tenis llamado Alfred Sterry, y en 1908, con 37 años y 282 días, lo que la convierte en la más veterana de la historia en ganar esta mítica competición, hasta hoy mismo.
Siguió compitiendo a buen nivel cumplidos ya los 50 años. La pionera del deporte olímpico femenino falleció en Helensburgh (Escocia), el 10 de octubre de 1967, cuando ya las mujeres tenían un papel completamente asentado en el deporte femenino... aunque aún faltase por recorrer un largo sendero hasta la igualdad plena.
Algunos autores, muy pocos, sostienen que tal vez Charlotte Cooper no debería figurar como primera campeona, sino que ese honor correspondería a Helen de Pourtalés. La estadounidense habría navegado en el barco de su marido, el conde suizo Hermann Alexander de Pourtalés, cuando éste se proclamó campeón olímpico de vela, en la clase de Una a Dos Toneladas, especialidad que se disputó por primera y única vez en los Juegos de París 1900.
La regata se celebró el 24 de mayo, 48 días antes de que venciese la tenista. En el caso probable de que la condesa consorte Helen hubiera estado a bordo del barco de su esposo, lo habría hecho, dicho sea con todos los respetos, como paquete o gentil acompañante, de forma que es justo dejar a Chattie en su pedestal olímpico.
Anecdóticamente, y siempre según el COI, las primeras mujeres en competir en París 1900 fueron dos jugadoras de croquet, ambas francesas, e identificadas sólo por sus apellidos y por su estado civil: madame Brohy y mademoiselle Ohnier, de las que apenas nada se conoce, salvo que compitieron el 28 de junio de 1900, y que no se clasificaron entre las mejores en un torneo que, al parecer, era mixto.