No, señor Abinader Corona

Ing.-Leo-SanchezComo un extraño corolario a los llamados pataleos de la oposición política, el candidato que ha de resultar perdedor, habla de recurrir ante la Organización de Estados Americanos, la desacreditadísima OEA

Usted puede tener razón en sentirse robado, porque es más que evidente que, por distintos medios, las pasadas elecciones han sido robadas, pero no a usted solo.

Hay senadores, diputados y alcaldes que también fueron robados por los mismos ladrones oficiales.

Probablemente, más de la mitad del país se siente frustrado a presenciar las burdas trapisondas usadas para validar un proceso medularmente sucio.

Pero, tener razón, no implica que se tenga que recurrir a entes externos como la OEA para dirimir las irregularidades cometidas en el pasado proceso electoral interno.

Porque esa OEA, es la misma que, hace muy poco tiempo, se sumaba al coro de islotes que abogaban porque a los haitianos se les reconozcan, en la República Dominicana, unos derechos que no les corresponden de acuerdo a las leyes de nuestro país.

Se colocaba la organización de colonias, del lado de los violadores de las leyes migratorias, solo para complacer a sus tutores que buscan terminar de trasegar la población del estado vecino del estado dominicano.

Llegando, el insulso señor Luis Almagro, a expresar que en una isla no pueden existir dos países, siendo más insulso que Insulsa, de peor recordación dentro del mismo muladar de intromisiones y justificaciones perversas, reprobando olímpicamente en geografía.

Entonces, esos trapos sucios y malolientes, deben lavarse en nuestra propia batea o en nuestro propio arroyito cristalino, empañado porque hubo alguien que lavaba aguas arriba que ensuciaba también el agua con unos equipos truqueados.

Usted podrá pensar que, con la lavadora de la OEA, los trapos sucios pudieran quedar limpios. ¿Sería usted tan ingenuo?

Pero, olvida algo; esa OEA, necesita que alguien le indique cuales son los trapos que deben ser lavados, y ese “indicador” no está en eso.

Y los trapos del PLD, la JCE y el TSE, no se pondrán en la agenda de la misma institución que le arrebató la libertad a este mismo pueblo en 1965, porque siempre ha estado del lado equivocado de la historia.

Puedo concederle que, a título informativo, se le informe a esa entelequia continental del gran fiasco que ha resultado de las “elecciones mejor organizadas y pulcras de nuestra historia”.

Pero, déjelo en una acción informativa, que pudiera tener eco en el resto del mundo, si los sensores lo permiten, pero no más.

Porque el orgullo y el honor nacional no deben arrastrarse al lodo de un organismo que nos debe la libertad a, por lo menos, tres generaciones de dominicanos.

Las generaciones que perdimos la esperanza cuando, desembarcando 42 mil marines, los chicos grandes del barrio, asesinaron esa esperanza en nuestras calles, con la excusa del fantasma frio y guerrero del “comunismo ateo y disociador”.

Y, una OEA pueril y nauseabunda, se prestó a legalizar, en sus propios términos, una intervención ilegal y sangrienta.

Por eso, señor, le pido que busque otros interlocutores.

Porque ese no tiene moral ni vergüenza para emitir una opinión respecto a la libertad y la democracia dominicana, aunque haya sido tan chapucera la victoria de sus contrarios. Ellos lo saben.

Y los hechos recientes, relativos a discrecionalidad migratoria, lo confirman, cuando se colocaron del lado de quienes se declararon como enemigos de nuestra institucionalidad.

Hay otros medios de combatir una iniquidad como la cometida en el pasado proceso electoral.

Búsquelos.Aplíquelos. Despliéguelos.

Un 35 % de dominicanos, mal contado, muy mal contado, lo avala.

Pero la OEA no, señor Abinader Corona.

Por respeto a la memoria de los dominicanos que fueron asesinados por iniciativa de esa OEA y sus mandatarios.

Sus heroicos huesos se revuelven en el fondo de sus tumbas.

Ya suficiente escarnio ha sido aceptar su vergonzosa reunión en nuestro territorio.

Paz a nuestros héroes.

Fuera la OEA.