En el reino de la tierra batida, hierba. Este lunes comenzó el Mallorca Open, primer torneo sobre césped que se disputa en España, y donde este martes hará su debut (hacia las 17:00, GOL) Garbiñe Muruguza frente a la belga Kirsten Flipkens. La ampliación de la ventana (de dos semanas a tres) entre Roland Garros y Wimbledon ha propiciado la creación de este torneo en el Tennis Country Club Santa Ponça, en Calviá.
Cinco años por delante y categoría WTA International (equivalente a un ATP 250) con seis pistas permanentes de hierba y un estadio con capacidad para 3.500 personas. “Hemos recibido el apoyo incondicional de Wimbledon, y así es posible tener las pistas en perfecto estado con el consejo de aquellos que mantienen la catedral del tenis”, explica Peer Zebergs, director del torneo. El campeonato tiene alma alemana, pues lo organiza la misma empresa de la Mercedes Cup de Stuttgart, que ha pasado de tierra a hierba. Jornadas con partidos nocturnos, zona VIP, una exhibición con Feliciano, Thiem, Kohlschreiber y Moyá… Un evento que pretende ser atractivo para el público local pero, sobre todo, para el turista y la población extranjera afincada en la isla.
En España, mucho ha llovido desde que el tenis entró, como el fútbol, por Minas de Riotinto (Huelva) a finales del XIX e industriales británicos construyeron primitivas pistas de hierba para vencer la nostalgia. También la tuvo alguna familia (los Satrustegui) en San Sebastián y el padre de Álex Corretja montó una en el Club de Tenis Vall Parc para preparar la final de Davis de 2003. Anécdotas en un país donde se aprende a jugar en arcilla.
El exjugador Pepe López Maeso fue el que hizo el intento más serio de contar con una cancha de hierba permanente. Levantó una en 1994 en su club de Madrid y la mantuvo cuatro años. “Lo hice para dar publicidad a la instalación —recuerda—, no con la pretensión de tener un torneo. Se hizo una exhibición con Borg, Vilas, Nastase, Clerc y Santana y también realizó un clínic Ivanisevic. Traje a especialistas de Wimbledon, pero aquí el clima es complicado y se hacía difícil de mantener. Además, hay que usarla poco porque se destroza”.
Ahora, Garbiñe podrá coger el pulso al pasto en casa: “Es la mejor forma de preparar Wimbledon… y en Mallorca”.