por Ing. Leonardo Sánchez
La Organización de Estados Americanos es un organismo muy sui generis; los dominicanos, lo sabemos muy bien.
Compuesto, como indica su nombre, por una gran cantidad de estados ubicados en el continente de América, desde Alaska hasta la Patagonia.
Tiene una carta de integración que no se cumple en lo “más mínimo”, respondiendo solo a los intereses y directrices de los chicos grandes del barrio, que la usan según su agenda particular.
Los dominicanos, sabemos de qué va la cosa, porque hemos sido víctimas de sus exacciones, y todavía lo seguimos siendo, cuando la organización, plegada todavía a los dictados del más grande, nos obliga a bajar los brazos cuando nuestro vecino abusador nos golpea y se esconde detrás de un coro de ONG’s.
Por eso, no nos explicamos a qué viene ese engendro de pomposos genuflexos.
El último país al que deberían tocar la puerta para celebrar sus aquelarres improductivos y demagógicos, es la República Dominicana.
Solo la actitud de un gobierno irresponsable y pusilánime, puede haber aceptado, realizar los gastos en que está incurriendo para celebrar una conferencia, donde van a continuar con las vergonzosas presiones para que nuestro país mantenga abierta su frontera y no realice las deportaciones de indocumentados ilegales.
Un gasto enorme en hospedajes y amenidades, además de unas construcciones costosísimas, cuando existen enormes y viejas carencias en los servicios que el estado tiene la obligación de proveer y que ha venido descuidando, supuestamente por falta de presupuestos.
Solo un gobierno temeroso y arrinconado por su propia ineptitud, es capaz de semejante despropósito público.
Junto con Cuba, la República Dominicana, debería ser el país más distante de todas las iniciativas y conciliábulos de esa organización que lo único que ha hecho es atacar y perjudicar a su sociedad.
Y, como esa entidad responde incondicionalmente a los dictados de Sammy, es seguro que las agendas del libertinaje de los maricones, el aborto como medida de control natal y la rumba abierta para baile en la frontera, tendrán su espacio en las discusiones y en la resolución final.
Y, como siempre, las adocenadas autoridades dominicanas no serán capaces de defender el honor y la integridad de su pueblo, y aplaudirán delirantes los discursos contra nuestra patria y firmaran gustosas la resolución que nos va a clavar otro clavo en el ataúd nacional.
Se ratificará el “derecho” de Haití a seguir trasegando su población a la República Dominicana, y el impedimento a las deportaciones de los ilegales, porque los funcionarios dominicanos, comenzando con su presidente, no tienen los cojones de enfrentarse a la OEA, a los islotes del Caricom y a su excelencia, el embajador del miedo.
Las autoridades presentes, no han tenido, y parece que no tendrán, la hidalguía de pasadas autoridades del país, porque solo tienen capacidad y decisión para la prevaricación y el robo descarado de los recursos públicos, con variadísima creatividad y hambre ancestral.
Por eso, los dominicanos de pensamiento liberal, se preguntan con todas sus razones, ¿a qué viene la OEA a la República Dominicana?
¿Qué le puede aportar la OEA, a un país al que, en año 1965, le coartó su derecho a retornar a la constitucionalidad, cercenada por un golpe de estado motivado en la caverna de la guerra fría?
¿Qué puede alegar cuando, hace tan solo meses, le negaba al país su derecho a decidir quiénes podían ser sus ciudadanos y cuestionaba el derecho a la aplicación de la ley de migración?
Es de muy mal gusto la presencia de un gerifalte como el Sr. Almagro que insultaba el honor nacional y, como un ignorante, que no lo es, cuestionaba el origen de nuestra amada patria.
No viene esa institución de burócratas coloniales, a hacerle ningún aporte a la República Dominicana.
Una institución, que no ha sido capaz de pronunciarse con contundencia, ante los evidentes desmanes electorales del presente gobierno, aunque tuvo observadores del proceso que pudieron constatar todos los despropósitos, prefiriendo guardar silencio cobarde.
No viene a cuestionar el endeudamiento a que se sigue sometiendo a la sociedad para mantener el reparto de privilegios a los miembros del partido que ha secuestrado la libertad, el presupuesto y la paz de esta sociedad.
No viene a cuestionar la violencia y el tráfico de estupefacientes que han convertido el país en un infierno.
A lo mejor viene por la fama de buenos anfitriones de los dominicanos, incluyendo las prostitutas y prostitutos, que muchos de sus delegados pudieran venir a buscar.
Entonces, esa OEA que nunca ha servido para nada positivo a nuestro país, pudiera ahorrarse sus discursos y sus resoluciones, hacer el turismo de su preferencia, y luego irse por donde vino con su música a otra parte.
Haití, es una buena opción.
Y Venezuela, la otra.