Una OEA incoherente con sus propios valores

Santo Domingo
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El obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Víctor Emilio Masalles, destaca en una entrevista para Listín Diario el comportamiento de la Organización de Estados Americanos desde su fundación y la cuestiona por “su incoherencia con sus propios valores”

Masalles expone sus consideraciones tres días antes de la inauguración formal, en  Santo Domingo, de la reunión anual de la OEA, pautada del 13 al 15 de este mes.

También confirma una manifestación pacífica frente a la sede del evento,  para dar a conocer  cuestiones inquietantes en las familias que ha encontrado eco en las parroquias, congregaciones religiosas, juntas de vecinos, clubes, y otras instancias de la sociedad civil.

A continuación, la entrevista:

 

Monseñor Masalles, algunas noticias le han descrito como opositor de la OEA. ¿Quiere compartir su opinión al respecto?

La OEA fue creada como un foro multilateral para poder promover la paz y la democracia en la región, nadie puede cuestionar la importancia de esta organización y del propósito que le dio origen, y en este sentido no podría jamás ser un opositor. Sin embargo la OEA no ha sido siempre coherente con sus propios valores. Vimos cómo legitimó la invasión de Estados Unidos a la República Dominicana en el año 1965. El saldo de esta acción fue la muerte de miles de dominicanos inocentes y la desestabilización del sistema democrático, constituyéndose como una vergüenza para toda la comunidad de países Americanos. Esta invasión causó una gran herida en el pueblo y hasta la fecha la OEA no se ha disculpado a nivel oficial, aunque su secretario Luis Almagro lo haya hecho a título personal.

También recientemente el señor Almagro ocasionó gran malestar en la sociedad con sus desafortunadas declaraciones respecto a la coexistencia de dos países en una isla.

Hoy preocupa que la OEA vuelve a ser mecanismo de una nueva injerencia extranjera, al propiciar aquello que el Santo Padre llama la colonización ideológica. Ya no estamos ante una invasión con armas sino a nivel ideológico, una invasión que desprecia e ignora la realidad de los valores dominicanos mas tradicionales, buscando un cambio cultural de una nación con principios ajenos a los propios.

No estoy contra de la OEA, entiendo que debería recuperar su razón de ser: propiciar el desarrollo, la paz y la democracia; siendo facilitador de que la democracia se geste y madure según los valores, la tradición cultural y la idiosincrasia de cada país. Este es un principio esencial: cada país debe autodeterminarse. En el caso de la RD, nuestros valores nacen de la tradición humanista occidental cristiana. La OEA debe alentar el fortalecimiento de esa tradición, y no socavarla.

El tema de esta Asamblea de la OEA es el Fortalecimiento Institucional para la Sostenibilidad. ¿Qué hay de problemático en eso? ¿No es un buen objetivo?

Claro que si. El tema está muy bien formulado: es sólo a través de instituciones consistentes que puede pensarse en un futuro. Sostenibilidad es asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. La idea está muy bien, solo que no basta con enfocarse en las instituciones del Estado, sino que es necesario fortalecer las instituciones sociales. La base de la sociedad está fundada en la familia, esta es sin duda la prioridad para pensar en un desarrollo realmente sostenible, que perdure. Ciertamente es necesario fortalecer las instituciones de salud, educación, servicios y orden público; pero éstas deben estar al servicio de la familia.

Es contradictorio enfocarse en el fortalecimiento institucional al nivel estatal y privado, mientras se debilita la institución familia que es el espacio fundamental para el pleno desarrollo del ser humano. El desarrollo de un país no puede hacerse a expensas de lo esencial.

La OEA está buscando mayor igualdad de derechos para las personas homosexuales. La Iglesia está comprometida con superar toda discriminación injusta sobre las personas gays como cualquier otra persona. ¿Por qué no hay sintonía en este punto?

Como dices, la Iglesia debe buscar la superación de toda discriminación injusta, no solo contra las personas con atracción al mismo sexo, sino contra la mujer, los pobres, los migrantes, los de diferentes razas o credos, los descartados por la sociedad. Pero lo que está detrás de las políticas que promueve la OEA no es solo superar la discriminación injusta, sino imponer la llamada Ideología de Género, un concepto falso del ser humano. Esta insiste en negar la realidad biológica de los sexos -femenino y masculino- y plantea que cada quien elige lo que quiere ser o lo que siente ser.

Esta ideología usa intencionalmente un lenguaje feminista radical que logra que se acojan sus principios, pues aprovecha la sensibilidad de la sociedad con la discriminación hacia la mujer. Al presentarse usando este lenguaje, genera muy baja oposición de la gente, pues no se entiende lo dañino que es este pensamiento.

Sin duda debemos trabajar contra la marginación sexual, racial, social, de cualquier índole. La superación de la discriminación injusta se logra por el camino de la educación para la acogida, tolerancia y respeto mutuo, pero no a través del empoderamiento por medio de leyes que den privilegios especiales a estos sectores por encima de los demás. Cuando se otorgan privilegios desproporcionados a determinados grupos, se atropella el derecho de los otros y esto siempre genera fricciones que afectan una sana convivencia.

Debemos reconocer que hay agendas de primer orden para América Latina, cuya urgencia se ha visto opacada por la presión de ciertos grupos; tal es el caso de la erradicación de la pobreza, el cuidado de los recursos naturales, alimentación, salud, tráfico de personas, acceso a agua potable, justa distribución de las riquezas. Hay que poner las cosas en su lugar y atender primero los derechos fundamentales del ser humano.

Hablemos ahora de la agenda de derechos reproductivos. Tanto en las Metas de Desarrollo Sostenible de la ONU como en el Omnibus de DDHH de esta Asamblea de la OEA, está incluida de manera explícita la promoción de los llamados Derechos Sexuales y ReproductivosÖ

Estoy seguro de una gran cantidad de personas aquí no están conscientes de lo que implica la promoción de los “Derechos Sexuales y Reproductivos”, pues como derechos suena bien. Aquí se inculca desde temprana edad la idea de que cada quien es libre de decidir sobre su cuerpo: qué sexo tener, con quién tener relaciones, cuándo tenerlas, con quien y cuándo tener hijos, entre otras cosas. También la libertad de “interrumpir un embarazo”, es decir abortar, y la libertad de cualquier tipo de expresión sexual sin que nadie pueda cuestionarle.

Cuando esto se adopta como política de Estado, a los infantes, niños y adolescentes se les habla de libertad y placer sexual sin un adecuado énfasis en su responsabilidad sobre el cuidado de su cuerpo y de su sexualidad, y del desarrollo de un sano pudor. Se fomenta la privacidad sólo respecto a las familias -“no tienes que decir nada a tus padres”-, socavando la autoridad y el derecho de los padres y tutores y limitando su deber de acompañar el desarrollo psicoafectivo de los niños. Se habla de libre asociación sexual, es decir “únase con quien quiera, disfrute el placer del sexo, no importa la edad o estado civil”, pero no de las  consecuencias emocionales, fisiológicas y psicológicas del sexo libre. Se habla de libertad de orientación sexual y promoción explícita de relaciones sexuales sin tomar en cuenta las diferencias biológicas entre los sexos femenino y masculino. Esto es una Educación Sexual distorsionada.

Proponemos una Educación Sexual integral, sana, que respete el gradual desarrollo de las diversas etapas del niño o adolescente; que eduque en el amor, la responsabilidad, la estabilidad afectiva, y sobre todo en conceptos como la abstinencia, castidad, dominio propio, la madurez que sabe esperar por un bien mayor y perdurable. Debemos enseñar a apreciar y desarrollar una sana masculinidad y feminidad del hombre y la mujer para que puedan encontrar su rol en la familia y en la sociedad y desarrollarse plenamente.

Creemos que custodiar el Derecho a la Vida y fomentar una Educación Sexual Integral con la participación de los padres son condiciones fundamentales para asegurar el bienestar de las futuras generaciones.

Vamos a un tema donde se supone que sí hay sintonía entre la Iglesia y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Como resultado de la encíclica del Papa Francisco Laudato Si sabemos que la ecología, el cuidado de la casa común, es una prioridad para la Iglesia, y lo es también para estos Organismos Multilaterales. Convergencia, al final?

A simple vista parecería que si. La Encíclica Laudato si nos invita a cuestionar nuestro estilo de vida por haber sido prepotentes con los recursos naturales, nos interpela sobre si realmente estamos pensando en las generaciones futuras.

Ahora bien, el ética ecológica que propone la Iglesia va mas allá del cuidado de los recursos naturales. El uso indiscriminado que el ser humano ha hecho de la naturaleza incluye el abuso de la propia naturaleza humana. El Papa Francisco dice claramente que “no es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto” (LS 120). No se puede llegar al bien común a través de una ética individualista; es incoherente pensar en las futuras generaciones a la vez que se pretende impulsar un control de la natalidad, esto lejos de desarrollarla lleva a una autodestrucción de la naturaleza, de la humanidad. Laudato si cuestiona este  paradigma tecnocrático al que hemos llegado.

¿A qué se refiere el Papa cuando habla de paradigma tecnocrático?

A la arrogancia a la que hemos llegado después de dos siglos de desarrollo industrial. Hoy estamos cada vez más centrados en la tecnología, en el aumento de productividad, en la manipulación genética de alimentos y no en el ser humano. La mentalidad que fomenta el aborto y la ideología de género parten de este mismo paradigma soberbio, en el que nos creemos capaces de manipular o modificar la creación. El ser humano se ha apartado de su vocación de criatura y ha querido ocupar el lugar de Creador, pretendiendo poder decidir por sí mismo quién debe nacer y quién no, cuándo y cómo debe existir.

La misma sociedad espontáneamente ha empezado a reaccionar a esta mentalidad explotadora de la naturaleza, va haciéndose mas consciente de las consecuencias y se dispone a volver a lo esencial, lo natural, lo “orgánico”. Así mismo espero se suscite con la necesidad de conservar la vida y la naturaleza humana.

Si queremos Desarrollo Sostenible tenemos que abandonar esta mentalidad y dar paso a una ecología integral capaz de custodiar toda la creación, empezando por la misma vida humana.

Por último, tengo entendido que va a haber una manifestación frente al lugar donde estará reunida la Asamblea de la OEA el domingo, a las 4:00 p.m.  Algunos han dicho que esta es organizada por la Iglesia, específicamente por usted. ¿Es verdad? ¿Y qué es lo que propone esta manifestación?

Ciertamente es una manifestación pacífica que busca dar a conocer algo que está ocurriendo y que ha generado gran inquietud en las familias y ha encontrado eco en las parroquias, congregaciones religiosas, juntas de vecinos, clubes, y otras instancias de la sociedad civil.

Les une la preocupación por ver la propuesta de adoptar la ideología de género como eje transversal de las instituciones públicas, como se define en el punto 6 del borrador de la Declaración de Santo Domingo que ha sido ya discutido; así como todas las referencias a temas como orientación sexual, identidad de género, expresión de género, derechos sexuales y derechos reproductivos, que ponen en juego la certeza jurídica con respecto a nuestras leyes nacionales, pues aunque se sabe que las resoluciones no son vinculantes, han sido tomadas como ley blanda para presionar los cambios de leyes y afectar el proceso democrático interno de los países. Entiendo que el Ministro Andrés Navarro y su equipo no se da cuenta la problemática que abre si firma ese punto en particular.

Es cierto que éste no es el tema central de la Asamblea, pero no deja de ser un tema esencial a tener en cuenta para la discusión, pues la familia es el núcleo de la sociedad y la garantía de la sostenibilidad de toda nación. Solo con familias fuertes y sanas podremos tener un desarrollo que perdure por generaciones.

Austen Ivereigh es biógrafo  del Papa Francisco y creador del proyecto global Catholic  Voices, ahora presente en RD.