Ing. Teodoro Tejada

El Cambio Climático y los Fenómenos Naturales definirá perspectiva desarrollo RD

Por Teodoro Tejada

Ex presidente del CODIA

teodoro tejada

El Cambio Climático será una de las fuerzas que definirá las perspectivas del desarrollo humano durante el siglo XXI. A través de su impacto en la ecología, las precipitaciones, la temperatura y los sistemas climáticos, el calentamiento global afectará directamente a todos los países. Por lo que nadie quedara fuera de sus consecuencias. Obviamente habrá países y personas más vulnerables que otros. Toda la humanidad enfrenta riesgo y vulnerabilidad en el largo plazo, pero en el corto plazo, éstos tienden a concentrarse entre los más pobres de mundo.

La principales consecuencias del cambio climático son el aumento de la temperatura mediana de 1,4 a 5,8 grados centígrados durante el siglo pasado; la desertización de algunas zonas del planeta y lluvias de carácter torrencial, el aumento del nivel del mar entre 9cm y 88 cm. Desde el año 2010, se han inundados zonas que hoy en día se encuentran densamente pobladas; tal es el caso de la reciente inundaciones en Paris, por el aumento en el nivel de agua de 6 metros del emblemático rio Sena  y la disfunción de ciertas enfermedades de tipo tropical en zonas que hoy tienen un clima totalmente templado. Así pues, en un momento donde el cambio climático ha alcanzado su punto álgido, los ciudadanos tenemos que replantearnos como afecta nuestra acción diaria en medio ambiente.

La República Dominicana es un país de alta vulnerabilidad, ya que está en una zona donde se producen anualmente muchos fenómenos atmosféricos, como tormentas y huracanes tropicales, destacando que el 50% de los asentamientos urbanos en el país están a orillas de ríos inundables fruto de un «crecimiento anárquico» sin control y la irresponsabilidad de quienes viven allí.

La Dirección General de Ordenamiento Territorial, debe trabajar más con las Alcaldías, para que la organización territorial sea realmente efectiva, para que los asentamientos humanos se produzcan en lugares libres de vulnerabilidad y así reducir los riesgos de desastres naturales, ante los efectos de los fenómenos naturales.

El Día Mundial del Medio Ambiente fue celebrado el día 5 de junio del presente año 2016, esta es una fecha de suma importancia, ya que trata de la protección del ecosistema global dado a las múltiples contaminación a que está siendo sometido el planeta.

Por lo que en nuestro país debemos de evitar  la extracción irregular de los agregados de nuestros ríos, la deforestación y proteger nuestras cuencas hidrológicas: que son los sistemas de captación y evacuación de agua, nutrientes y sedimentos, estas cuencas deben ser bien tratada y tener un verdadero manejo de cuencas, ya que a través de estas, debido a las deforestaciones que se produce en las mismas se desprende gran cantidad de sedimentos que impactan negativamente en presas, ríos y arroyos, provocando grandes inundaciones. Por lo que es importante tener un criterio de adaptación al Cambio climático, el cual debe abarcarse de una forma integrar, en relación de los servicios de agua y saneamiento, la producción de alimentos, la eficiencia de los sistemas de riego, la generación de energía hidroeléctrica, la protección de los ecosistemas, la biodiversidad, y tomar medidas de prevención en las amenazas de posibles fenómenos hidrometeorológicos extremos, utilizando las entidades correspondiente destinadas a orientar a la población en torno al fenómeno.

Es necesario prepararnos para mitigar sus efectos, ya que los mismos alteran los patrones de  lluvias, provocando alteraciones en el cauce de los ríos que inducen a grandes inundaciones y desbordamientos que provocan pérdidas de vidas, daños a la agricultura y a las infraestructuras civiles e hidráulicas, ocasionando pérdidas millonarios. Por causa del incremento de la temperatura, el  cambio climático induce a largos periodos de sequias, lo que reafirma la necesidad de planificarnos para enfrentarlo.

Los fenómenos naturales en cuestión de días, pueden destruir  infraestructuras, viviendas y ciudades enteras, hasta hacer retroceder el desarrollo de una región o un país, por varios años. Se estima que en las últimas tres décadas más de 150 millones de habitantes de la región han sido afectados por los desastres naturales y que en  este período habrían fallecido más de 108 mil personas, de acuerdo a un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El mismo informe plantea que se habían producido 12 millones de damnificados directos y que hasta el año 1998 los daños acumulados ascendían a más de 50,000 millones de dólares, dichas perdidas se concentraba en los países más pequeños de tamaño y desarrollo relativo, esencialmente en el área Andina, Centro-América y el Caribe. Se calcula que al presente año 2016, estas cifras han aumentado en más de 75 mil millones de dólares, por no haber realizados las prevenciones necesarias en las zonas de alta vulnerabilidad.

La ley No. 147-02  Sobre Gestión de Riesgos, en el artículo 4, acápite 4, define Desastre  como: “situación o proceso social que desencadena como resultado de la ocurrencia de un fenómeno de origen natural, tecnológico o provocado por el hombre que, al encontrar condiciones propicias de vulnerabilidad en una comunidad, causa alteraciones intensas en las condiciones normales de funcionamiento de la sociedad, representadas por pérdida de vida y la salud de la población, la destrucción o pérdida de bienes de la colectividad y daños severos sobre el medio ambiente, requiriendo de una respuesta inmediata de las autoridades y de la población para atender los afectados y restablecer la normalidad”. Una respuesta rápida para atender a la población siempre es buena después que pasa el fenómeno y nos produce los desastres, pero una política de prevención siempre es más efectiva, es por ello que el presidente Danilo Medina con una visión de estadista comprometido con el bien del pueblo y en especial por los más humildes de la población, ordeno la construcción de Boca de Cachón, en Jimani, la Nueva Barquita en Santo Domingo Este, los Edificios de la Mesopotamia en San Juan de la Maguana, El Proyecto Integral del Riito en la Vega, el Dragado de rio Yuna, en el bajo Yuna, entre otras zonas de alta vulnerabilidad, para salvar vida y darle una mejor manera de vivir a la gente. Y así no tener que invertir cuantioso recursos económicos, cuando ya el daño ha ocurrido, eso se llama planificación, en vista de que por años se invierten muchos dineros colocando parche y siempre se queda el mismo problema.

Un informe del Banco Mundial, dice que por cada dólar que dejemos de invertir por falta de prevención o falta de mantenimiento, hay que invertir cinco dólares para reparar el daño.

Un informe del Banco Mundial (BM) y Naciones Unidas señala que el costo estimado de los daños ocasionados por los efectos de los desastres naturales, originados por los huracanes tropicales, sin incluir el impacto del cambio climático, al año 2010,  están entre 28,000 y 68,000 millones de dólares anuales. Este estudio, nos dice que la población expuesta a tormentas y terremotos en las grandes ciudades podría duplicarse hasta alcanzar los 1,500 millones de personas para el año 2050. Por lo que debemos tener políticas públicas en las que se establezcan  medidas preventivas basadas en un plan de mantenimiento orientado en la adecuación y canalización de ríos y arroyos, limpieza de cañadas, alcantarillas, imbornales, y sépticos . Así como una recogida de basuras permanente.