La Fórmula 1 es un rompecabezas. Y cuando tienes todas las piezas juntas y no ganas solo puedes estar triste, enfadado, destrozado. Y si no es culpa tuya aún más. Así se explica la cara de Daniel Ricciardo en su primer podio de la temporada, el undécimo de su carrera en la Fórmula 1. Porque esta vez el australiano tenía todo para ganar. Y no ganó. Porque su equipo cometió errores. Es así.
Y así estaba él en el podio. “No quiero hacer comentarios sobre la carrera para ser honesto”, dijo en un intento de hacerse sangrar la lengua, morder y morder por si acaso decía lo que sentía.
Depués contó algo más. Y la razón de una parada interminable que le costó la victoria. “Los neumáticos deberían haber estado listos. Me duele, me duele mucho. Por dos veces, en dos semanas, me la han liado. Es un asco. Yo no hice la llamada. No he hecho la llamada. Me llamaron, por lo que debería haber estado todo listo. Me duele … me sentí que era el más rápido todo el fin de semana en todas las condiciones”.
Mientras, el famoso doctor Marko lo explicó así de simple: “Fue un error humano”. Y ya. Otra vez será Daniel. Lo mereces.