En una pastosa Pista Suzanne Lenglen, Albert Ramos Viñolas, el zurdo mataronés del R. C. T. Barcelona, dio un paso de gigante en su carrera al someter a Milos Raonic (cabeza de serie número ocho) con un impecable 6-2, 6-4 y 6-4 en dos horas y 20 minutos.
Con la espesura de la pista a favor (como él mismo admitió, con cortesía) Ramos negoció 14 puntos de rotura sobre el temible, pero esponjado servicio de Raonic, de los que ganó cinco (5/14). Raonic solo logró el 47% de puntos con segundos saques (16/34), lo que es un testimonio para los méritos de Ramos: que abrió la Lenglen con ángulos, liftados y contrapiés imposibles de alcanzar para el corpulento chasis de un desplazado y azotado Raonic.
Al mismo tiempo, y tras siete saques directos, con punta a 218 km/h, Raonic solo quebró en una ocasión (1/7) los turnos de servicio de un Ramos que ahora se cruzará en cuartos con el campeón Wawrinka o Viktor Troicki. En media de primeros servicios, Raonic (que ha unido a John McEnroe a su equipo técnico, junto a Carlos Moyá), marcó 193 km/h, por los 165 de Ramos Viñolas: pero ganaron Ramos y sus angulaciones…
«No tengo palabras para describir cómo me siento. El día nublado quizá me haya ayudado. Ni siquiera se con quién me tocaría jugar, ni he mirado el cuadro, si soy sincero. Ante Wawrinka acabo de perder por 6-1 y 6-1, así que ya veremos. Ahora toca disfrutar, descansar… y recuperarme para los cuartos», afirmó un jubiloso Ramos a Cédric Pioline sobre el denso arenal de la Lenglen.
Este éxito firma los primeros cuartos en un evento de Grand Slam para Ramos Viñolas (actual número 55 de la ATP) y, al mismo tiempo, le coloca en la ruta directa a los Juegos de Río, junto a Nadal, Ferrer y Roberto Bautista. También es la primera victoria de Ramos sobre Raonic, que había vencido al catalán en 2013, en Copa Davis y en cuatro sets, sobre la pista dura y cubierta de Vancouver.