Hasta hoy, en la mañanita soleada de la Philippe Chatrier (…), Garbiñe Muguruza y la belga Yanina Wickmayer se habían cruzado una sola vez, en el lejano enero de 2014, en Hobart (Tasmania). Entonces ganó Garbiñe a una Wickmayer que se retiró lesionada, cuando ya perdía por 4-1. Visto que aquel resultado le concedía ciertas esperanzas, la bella Yanina (recién comprometida públicamente) anunció que abordaría este choque con Garbiñe Muguruza ‘con el espíritu de una guerrera’. Exacto: como una guerrera que se pusiera frente a un transatlántico en el arenal de la Chatrier.
Y el imponente transatlántico Muguruza rompió en la playa de la Chatrier el espinazo de la valiente guerrera Wickmayer. Fue en solo 61 minutos: 6-3 y 6-0, con parcial final de… 9-0, desde el 3-3 en el primer set. Ya hubo un 10-0 de Muguruza para cerrar en la ronda anterior, ante Georges, también en la Chatrier.
Garbiñe Muguruza incluyó en el menú de a bordo cuatro saques directos, con punta a 177 km/h, dentro de 19 tiros ganadores. Hubo una secuencia a principios del segundo set en la que Garbiñe ganó 21 de 25 puntos y redujo a cenizas la pequeña empalizada de la guerra Wickmayer.
«Jugué muy bien. Quería mucho ganar este partido y estoy muy motivada en este Roland Garros. Espero poder continuar así», dijo a Marion Bartoli sobre la misma Chatrier una radiante Muguruza (acompañada por toda su familia en París) que, en octavos, se medirá a Svetlana Kuznetsova.