Nada más cruzar la meta las cámaras se fijaron en él. El brillo de su mirada lo decía todo. No había parado de recibir críticas por su polémica decisión, pero al final todas valieron la pena. Ver a su protegido levantando los brazos como ganador en su primera carrera al volante del Red Bull es la mejor noticia que ha tenido en los últimos tres años. La alegría de Helmut Marko en la foto del podio junto a Verstappen estaba más que justificada.
«Fue un gran alivio para él también, para mostrar a todo el mundo que su decisión fue correcta. Así que estaba muy feliz. Ha tomado un riesgo y valió la pena, ¡para los dos!», reconoce Max en unas declaraciones a la web oficial de la Fórmula 1. Rara vez se ve al austriaco en la ceremonia del champán, pero quiso acompañar al holandés, con el que le une una buena relación: «No diría que Helmut sea duro, es franco. Ahí es donde coincidimos y eso es lo que también le gusta de mí, supongo».
«Probablemente fue más emocionante desde el exterior. Sí, es una sensación especial, pero al final no sigo ni cuento los récords. Sólo quiero ganar, punto», cuenta Max una vez ha reposado su primer triunfo, al que le sigue un claro objetivo, ser campeón del mundo, como lo fueron Alonso y Vettel tras romper el récord de precocidad: «Deseo que ese sea mi destino. Siempre quise estar en la F1 para ganar carreras y títulos, nada más. He ganado una carrera, esperemos que sea el comienzo de una larga serie».
El recién llegado a Red Bull conoce a la perfección la presión a la que está sometido (“Así es la vida y la F1”) y sabe cómo enfrentarse a ella y a toda la atención que está centrando: «Todo lo que puedo decir es que soy yo mismo. Así es como me crié. En realidad tampoco he tenido tiempo para analizarlo. Hay demasiadas cosas que han sucedido últimamente… No pienso mucho sobre ello, sólo lo hago. Y por suerte: siempre ha sido muy positivo para mí». Le ha ido bien con esa mentalidad. Sabe lo que hace, como Marko. No hay duda.