Siglo XXI. Año 2016. Fórmula 1, el deporte que presume de ser el más avanzado tecnológicamente del planeta. Y Mónaco. El lugar donde podríamos estar en el siglo pasado, sino no fuera porque ahora los coches que antes se escuchaban casi desde Niza, no se oyen hasta que no metes el coche en el parking a pocos metros del circuito. Ese detalle…
Pero un circuito en el que pasan cosas que no deberían permitirse, más allá de toda leyenda, porque esto son las calles, un trazado que se vuelve a abrir cada día y se cierra a las siete de la mañana. Y tiene riesgos más allá de los lógicos.
Por ejemplo que una tapa de la alcantarilla por donde pasan los coches esté suelta, pase el Mercedes de Rosberg y pinche y después se vaya contra el coche de Button y le destroce el alerón delantero nuevo que tanto dinero y tiempo ha costado hacer a los de Woking. Afortunadamente solo fue eso. Ya lo están arreglando. No puede ser de otra manera.