La celebración de la final de la Copa de Francia (PSG-OMarsella, a las 21:00 horas en el ‘musulmán’ barrio de Saint-Denis, y en el ‘marcado’ Estadio de Francia), el arranque del torneo de Roland Garros (Internacionales de Francia), más las vísperas de la Eurocopa y la explosión en vuelo, en la madrugada del jueves, de un avión de ‘Egypt Air’ que despegó del aeropuerto Charles de Gaulle, todo junto, han determinado una psicosis de alerta terrorista en París. Las medidas restrictivas para el acceso a Roland Garros han desencadenado esta misma mañana de sábado (Kid’s Day’ en los Internacionales de Francia) una secuela de colas kilométricas, vigiladas por miembros armados hasta los dientes de las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS).
«Pedimos por favor que se sigan todas las normas de seguridad. Cualquiera que sea hallado infringiendo las regas será castigado y arriesga la retirada de su acreditación», advirtió la organización de Roland Garros en un comunicado oficial dirigido a la Prensa del torneo. Los minibuses, ‘shuttles’ o ‘navettes’ que recogen a los periodistas en los hoteles oficiales, ya no despiden en la puerta de la instalación, a la que solo se llega por una senda entre vallas. Las descargas de gente acreditada desde los minibuses se producen en la Porte D’Auteuil, en el Estadio Jean Bouin, a unos 500 metros de las puertas de acceso al recinto, más cerca del Parque de los Príncipes que del mismo Roland Garros.
Nadie puede acceder a los terrenos de Roland Garros, ni siquiera los tenistas, sin haber recibido un minucioso cacheo personal y, antes, registro de pertenencias y bolsas. Las bolsas del público se depositan en en recintos especiales de consigna. Jugadores como Garbiñe Muguruza o Rafael Nadal declararon hallarse «satisfechos» con esta medidas. «Todo lo que se haga en pro de la seguridad estará bien hecho», resumió Garbiñe.