El ADN de la velocidad corre por sus venas y viendo la actual parrilla de F-1 con apellidos como Sainz, Verstappen, Rosberg, Magnussen o Palmer está claro que la herencia genética está muy presente en el Mundial. Hijos de expilotos han tenido que demostrar su calidad para alcanzar el certamen más exclusivo del automovilismo, pero tener un ejemplo en casa suele ayudar a acercarse a un mundo exclusivo y difícil. Consejos, amistades, patrocinios… se ponen en el haber de la balanza mientra la presión añadida y el foco mediático cargan fuerte el lado del debe y las complicaciones.
Con Mick Schumacher apretando fuerte en el horizonte aparece otro candidato en la lejanía… Se trata de Robin Raikkonen que con apenas 16 meses ya sabe lo que es subirse a un kart de su padre, Kimi. El campeón de 2007 estuvo en el kárting de Espoo en una competición de jóvenes valores y se llevó al pequeño Robin, nacido en enero de 2015. Quién sabe a lo que querrá dedicarse el vástago del ‘Hombre de hielo’, que también ha acompañado ya a su progenitor a varios grandes premios de F-1, pero por la seguridad que desprende mientras agarra el volante no sería de extrañar que en unos pocos años le veamos dejando muestras del talento familiar por los kártings de todo el mundo.