De repente, Andy Murray asoma como el hombre más en forma sobre la tierra batida a solo cinco días del trascendental sorteo de los Internacionales de Francia, en París, este viernes a las 11:30 horas. Justo cuando asoma Roland Garros… de nuevo emerge el rostro más vulnerable de Novak Djokovic.
Bajo la lluvia fina del Foro Itálico, a Murray, primer tenista británico campeón en Roma desde 1931, le bastaron 95 minutos para conseguir todas estas cosas, a través de un doble 6-3: A) su primera victoria en tierra batida sobre Djokovic (tras cuatro derrotas). B) su Masters 1000 número 12. C) su título oficial ATP número 36 y D) el regreso al número dos del mundo -donde Federer solo ha permanecido una semana- y la toma del número dos de este año 2016, donde el escocés relega a Nadal a la tercera plaza.
Con 4-3 en el segundo set para Murray, Djokovic (que sufre su segunda derrota en juego en 2016) se quejó así al árbitro argentino Damíán Steiner «Así no se puede jugar, la pista resbala, me he doblado el tobillo izquierdo tres veces en tres juegos y no me quieres escuchar». El servicio de Murray sentenció esta final del Foro Itálico. En tres juegos al saque el primer set, Murray solo había perdido… cuatro puntos. Rompió en el cuarto juego para escapar con 3-1. Andy también usaba dejadas para sacar al zorro serbio de su cubil del fondo de pista y en todo el set solo dejó escapar cinco puntos al servicio: 20/25 (11/12 con primeros saques). Murray, vigente campeón olímpico, cerró ese parcial con una dejada de estratega, justo cuando se abrían los paraguas en el Campo Centrale del Foro.
Djokovic había pasado todo el primer set en pòsiciones defensivas, pero demarró de salida en la segunda manga y, con 1-0, jugó su primer punto de rotura ante el saque de Murray… que barrió esa llegada del serbio en un juego donde Andy conectó cuatro saques directos. Los ‘aces’ números cuatro y cinco enterraron la carga de Djokovic.
Arreciaba la lluvia, Djokovic pasaba al ataque, perdía otras dos ocasiones de ‘break’ y Judy Murray, la madre de Andy (a espaldas de Jamie Delgado, nuevo técnico del escocés) se transfiguraba en el 2-2. Judy alzaba los puños entre la llovizna (¿británica?) casi con aquella potencia y autoridad de Isabel I de Inglaterra en ‘Shakespeare in Love’. «Algo sé de una mujer en profesiones de hombres, Señor Tilney, por Dios que algo sé».
Con sus siete vidas pendiendo de un hilo muy húmedo, Djokovic (que el ‘thriller’ ante Nishikori de semifinales se había golpeado en el pie izquierdo con la raqueta al ejecutar un saque) luchó hasta el final, pero no convertiría ninguna de esa tres ralas oportunidades de ‘break’, todas en el segundo set: 0/3… mientras Murray ganaba 41 de 59 puntos totales al servicio y un atronador 81% (31/38), con primeros saques, en media de 200 km/h. Y eso que el resto de Djokovic impidió ganar a Murray un solo punto con segundos saques en los tres primeros turnos de servicios del escocés en el set definitivo. En tiros ganadores, la superioridad de Murray también resultó manifiesta: 24-15. Asoma Roland Garros, Nadal llega el miércoles a París, Djokovic resbala, cae… y Andy Murray, que este domingo cumplió 29 años, presenta su candidatura, hecho todo un ‘Shakespeare in Love’.