Garbiñe Muguruza se quedó fuera de la final de Roma al no poder superar la presión y un día lleno de condiciones adversas. La estadounidense Madison Keys (número 24 del WTA Tour) se adaptó mejor a las exigencias del escenario y firmó la primera plaza de finalista —la segunda será para Serena Williams o Irina Begu— con tanteo de 7-6 (5) y 6-4, en hora y 40 minutos. A 16 grados, Muguruza, cuarta jugadora mundial, cometió ocho letales dobles faltas: dos de las cuales le arruinaron el decisivo ‘tiebreak’ del primer set.
Después de tres horas de retraso por el aguacero constante de la mañana, el partido se trasladó al pequeño Stadio Nicola Pietrangeli, entre charcos y parches de una humedad que obligaba a jugar con cordajes recién puestos. Con la pista pesada y los apoyos inestables, Muguruza (en mangas largas) ya dio el primer aviso negativo al no aprovechar un 0/40 de salida, al resto bajo el primer turno de servicio de Keys, ahora dirigida por Thomas Hogstedt.
Con 3-2 y 4-3 para Keys se produjeron sendos parones. La primera interrupción duró algo más porque Mariana Alves, que arbitraba el partido, no podía encontrar una bola… que estaba alojada en el interior de la falda de Muguruza.
Con 3/2 para Keys en el ‘tiebreak’, Muguruza (1/5 en puntos de rotura a favor) se hizo un harakiri en toda regla al fallar cuatro saques seguidos, sendas dobles faltas que dejaron en manos de Keys (con un trajecito de pleno verano) ese juego de ‘muerte súbita’… y más de medio partido.
Presionada y carente del ‘feeling’ de las rondas anteriores, Garbiñe arriesgó en la red, con balance de 10/13 puntos ganados: pero se causó a sí misma un daño irreparable al facturar una doble falta absolutamente vital en el séptimo juego del segundo set, cuando servía con 30/30.
El buen tono del servicio de Keys ( cinco ‘aces’, con 69% de primeros saques en pista y 72% de puntos ganados con ellos) se alzó hasta el final como un muro infranqueable para Muguruza, cuyos 20 golpes ganadores cedieron esta vez ante los 29 de Keys, con empate a 25 en errores no forzados. Keys remató el partido y su pase a la final bajo otro episodio de lluvia fina sobre el pequeño Stadio Pietrangeli, la pista de mármoles donde Garbiñe Muguruza se despidió de Roma.