El presidente Danilo Medina llegó a rondar un 89% de aprobación. Las visitas sorpresas constituyeron un mecanismo novedoso para ®vender® a un Presidente con los oídos en el corazón de su gente. Cada domingo, planificado por estrategas, aterrizaba en lugares remotos donde conversaba y prometía lo que al día siguiente reproducían los diarios dominicanos. Un plan bien organizado que otros mandatarios se han interesado por conocer y replicar.
A pocas horas de las elecciones, el mismísimo Presidente a quien las encuestas le dedican respetable holgura frente a su más cercano contendor, sorprende con una medida que evidencia desesperación y como que los números no le cuadran.
El ®Hola, soy Danilo® genera más bromas que votos, más chercha que ventaja. El ejemplo comprueba que la campaña actual es rica en boato, ruido, y sumamente pobre en el interés de la gente, en el discurso, en las propuestas. Es más caravaneo, tela, basura, vallas y Photoshop que compromiso.
La ya burlada y célebre llamada del Presidente ha logrado vencer la intimidad de las familias y lo privado de ciertos teléfonos residenciales cuyos números siquiera aparecen en la guía. No hay hora fija, en cualquier momento usted escucha el ruego “quiero pedirte una vez más tu voto en estas elecciones” y la infaltable promesa “cuento contigo y tú puedes contar siempre conmigo” con la cual el mandatario cuelga y concluye.
Todo parece valerse en esta viña electiva. Y falta mucho por ver y escuchar de aquí al domingo 15 de mayo. Vaticinan vientos de papeletas para acallar cédulas o mojar manos a titulares básicos del proceso. Para mí, por la complejidad, la cantidad de aliados en colores de tres boletas, aumentarán los votos nulos. Esperemos que los escáneres de la JCE obedezcan la voluntad popular y nadie pierda la vida en el ejercicio de un deber constitucional. “Aló, aló, ya usted sabe”.