Albert Suárez ha aprovechado sus oportunidades con Gigantes


El criollo logró su primera victoria en las Mayores
SAN FRANCISCO.- Nunca es tarde cuando la dicha es buena es una frase acuñada en el corazón de nuestros pueblos que viene a la mente ahora al pensar en el serpentinero venezolano Albert Suárez, novato derecho de los Gigantes de San Francisco.
A lo largo de una carrera de ocho años en las Ligas Menores iniciada en el 2008 con la organización de los Rays de Tampa Bay y que incluyó momentos bien exitosos, pero también lesiones -una de las cuales ameritó una operación Tommy John en el 2009-, Suárez nunca perdió la esperanza de ascender a la Gran Carpa y esa fe tuvo una primera semana bien exitosa en su debut con la novena dirigida por Bruce Bochy.
Menos de una semana después de que su contrato fuera adquirido de la Triple «A» el 6 de mayo y apenas en su tercera aparición -todas sin permitir carreras- en la meca de la pelota, Suárez fue el lanzador ganador en el juego de 13 episodios conquistado por los Gigantes el miércoles reciente para evitar una barrida a manos de los Azulejos de Toronto.
Para lograr ese éxito, Suárez, novato a sus 26 años de edad, tuvo que lidiar con un inning bien difícil, iniciado por un tremendo disparo de su paisano Grégor Blanco desde el bosque izquierdo para evitar que el primer bateador del episodio convirtiera un sencillo en doble y culminado al dominar al poderoso dominicano José Bautista con dos en base, luego de llevarlo a la cuenta máxima. «Le tiró una envío bien difícil [a Bautista]», describió Bochy a una pregunta de LasMayores.com. «Hizo un gran trabajo al mantener su compostura en ese inning. Buena faena para ganar su primer encuentro en las Grandes Ligas».
Bochy no fue el único maravillado por el relevo de Suárez, un abridor en la mayor parte de su carrera que fuera campeón de la Liga de Texas, de clasificación Doble «A», con una efectividad de 2.98 en el 2015 al servicio de la respectiva sucursal de los Angels de Los Ángeles/Anaheim.
«Me demostró una gran madurez», elogió el receptor estelar Buster Posey, que decidió el juego al recibir una base por bolas con las bases llenas en el cierre de ése décimo tercer inning. «Yo quería otro lanzamiento [en cuenta máxima ante Bautista], pero él me pidió cambiar la seña [para tirar su slider]».
El zurdo Madison Bumgarner, abridor número uno de los Gigantes, tuvo que esperar por bastante tiempo para ver que su equipo saborease la victoria desde su salida del partido con la pizarra a su favor hasta el desenlace en extra-innings, pero quedó bien contento por el primer triunfo de Suárez.
«Estaba en un momento bien dificil [frente a Bautista], pero hizo enormes lanzamientos para salir del atolladero», describió Bumgarner. «Es bien chévere cuando un compañero tuyo gana su primer juego, especialmente cuando le pasa a una gran persona como lo es Albert. Ojalá pueda verlo lanzar por mucho tiempo».
Si Bochy, Posey y Bumgarner estaban contentos con la victoria del equipo y por supuesto la faena de Suárez, imagínense cómo se pondría su paisano Blanco, feliz de ayudarlo con su gran tiro que hizo por instinto porque nunca pensó que el hombre [Ryan Goins] se iría a la conquista de la segunda almohadilla. «Impresionante, orgulloso de que otro venezolano esté conmigo, estoy apoyándolo siempre, ayudándolo a que se mantenga aquí», manifestó Blanco. «Desde la primera vez que lo ví me dije ‘wow, tremendo pitcher’. Se ve cómodo, se nota que merece estar en las Grandes Ligas.
«Se lo dije a él previamente ‘olvídate de nombres, olvídate de la situación, haz lo tuyo, sin miedo, lanza tu pelota'», comentó Blanco, recordando lo que ocurriría después de aquellos valiosos consejos ideales para resolver el momento duro del turno de Suárez frente a Bautista.
Tres casilleros más allá en el vestuario de los Gigantes, Suárez, que entre sus vivencias en las menores pasó hasta por una enfermedad infecciosa llamada Lyme o borreliosis crónica, exhibía una enorme sonrisa por la maratónica victoria de su equipo, pero reaccionó con humildad al informársele que Posey había tenido que aceptar a sugerencia suya un cambio de seña a la hora buena frente a Bautista.
«Vi cuando [el también relevista novato Derek] Law obtuvo su primera victoria [días antes], pero solamente pensaba en sacar los outs», recalcó Suárez. «Posey conoce muy bien a ese bateador. Yo solamente necesitaba poner la bola donde él me la pedía. Estábamos en la misma página todo el tiempo. Eso nos ayudó a hacer el trabajo».
La forma como se desenvolvió Suárez es fruto de la experiencia de un historial de 109 juegos -103 aperturas- en las menores, cuyo paso final hacia un contrato con las sucursales de los Gigantes el pasado 18 de noviembre fue el Trofeo Hombre de Hierro, dado por los Angelinos en cada una de sus sucursales al pelotero que mejor se desenvolviera en la combinación de fuerza y acondicionamiento físico en el 2015.
«Lo que hago es hablar conmigo mismo, decirme que me calme, que sé cómo hacer esto, que debo mantener la bola bajita», narró Suárez. «Solamente pienso [cuando le pegan hit] en el siguiente bateador.
«La primera semana ha ido bien por ahora, ojalá se mantenga así», concluyó Suárez, de San Félix, ciudad del estado Bolívar al surcentro de Venezuela y que ha sido catalogado por Bochy como relevista largo y posible abridor ocasional.

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