Rafa Nadal cumplió con su parte y liquidó a Nick Kyrgios con remontada: 6-7 (3), 6-2 y 6-4 en 2h:39. Ahora falta que el caníbal Novak Djokovic siga en su línea (se mide a continuación a Thomaz Bellucci) para que el Masters 1.000 de Roma asista mañana viernes, en cuartos de final, al duelo entre el nueve veces campeón en Roland Garros y el aspirante a serlo este año en el único ‘grande’ que le falta. Eso, a tan sólo nueve días de que el Grand Slam sobre tierra abra sus puertas en París.
Un test tremendo para Nadal («obviamente, no estoy contento de medirme a Novak en cuartos», reconocía), ganador en la tierra de Montecarlo y Barcelona, que de vencer o estar cerca del serbio recibiría un refuerzo y gritaría que no está dispuesto a rendir sin sangre su plaza favorita. Pero también es una oportunidad para el serbio, que viene de alzar los brazos en Madrid, de noquear a Rafa antes de Roland Garros. De dejarle tocado. Sería el duelo 48 entre ellos, con un cara cara que el de Belgrado ha puesto a su favor (25-23) después de encadenar seis victorias sobre el de Manacor, con dos este año en Doha e Indian Wells.
Para llegar hasta Djokovic, Nadal tuvo que derrotar a un tenista complicadísimo, con tanto mal carácter como talento. Kyrgios, 21 años ahora y 20º, se dio a conocer al mundo a lo bestia: tumbando a Nadal en octavos de Wimbledon 2014. Con 19 añitos entonces clavó 70 winners (37 aces) en la hierba, pero la tierra de Roma es otra cosa… Nadal, que comenzó nervioso cediendo su saque para recuperarlo inmediatamente, llevó al australiano a superar una yincana de bolas altas y enroscadas. Todo marchaba hasta que no aprovechó una bola de set al resto con 5-4 y se encaminó a un tie-break que jugó mal y perdió. Sin asumir riesgo (dos golpes ganadores por 19 de Kyrgios) no le bastó.
Entonces, Nadal supo cambiar el guión. Siguió apoyándose en las bolas altas, pero dio un paso más dentro de la pista. Mordió. Como un ciclón, ganó diez puntos seguidos para colocarse 2-0 y a partir de ahí no perdió su ventaja. Mientras, Kyrgios era atendido dos veces por el fisio («me duele cada punto», se le escuchó) por molestias en la cadera.
En la tercera manga, con un servicio muy fiable (colocó un 83% de primeros), Nadal rompió para 2-1 y se mostró ya muy serio. Nunca se despistó ni cuando Kyrgios consiguió encadenar palos. Firme, cabalgó hasta el 6-4.
Antes, en el Foro Itálico, un Federer renqueante de la espalda había perdido con Thiem 7-6 y 6-4 y anunció que de seguir así no jugará en París. Y por el otro lado del cuadro, Stanislas Wawrinka cayó 6-7 (5), 6-3 y 6-4 con Juan Mónaco. Nadal se juega con Stan el cuarto puesto, lo que le evitaría cruzar con Djovic antes de semifinales en Roland Garros, y sólo le vale ganar en Roma para arrebatárselo. Pero antes, probablemente, el serbio le someterá mañana al gran test. La gran prueba a nueve días de la gran batalla a cinco sets en el Bosque de Bolonia.