SANTO DOMINGO. Alimentado por las lluvias de los últimos días, el río Ozama lleva dos semanas inundando las viviendas ubicadas en su ribera, en el sector capitalino La Barquita. De manera antojadiza, al río le ha dado por esparcirse en las viviendas durante la noche y recogerse lentamente en horas del día.
En el vaivén de sus turbias aguas, los alrededores de 50 familias afectadas ya están cansadas de barrer y de tratar de salvar sus ajuares subiéndolos en latas y pedazos de cemento, y piden desesperados que, de una vez y por todas, les entreguen las viviendas de La Nueva Barquita, un proyecto habitacional desarrollo para reubicarlos en La Javilla, Santo Domingo Norte.
“A nosotros nos ponen tantas fechas que hasta estamos perdiendo la esperanza” lamenta Iris Deyanira Segura, apoyando sus manos sobre el palo de la escoba con la que trata de mover el lodo de su piso. Dice que lleva 15 días en esas de barrer el agua, que no termina por salir y tampoco deja de entrar.
Bolívar Ferrera se expresa más desesperado, y pide al presidente Danilo Medina que intervengan para que los muden rápido, antes que llegue la temporada ciclónica y a muchos de ellos se los lleve el Ozama con todo y la casa.
“Que agilicen eso, antes de que se termine de perder todo, porque aquí cuando no es el agua que entra es la tierra que te cae encima”. Su queja la expresa con una pala en las manos, herramienta con la que saca de a poco el lodo de un deslizamiento de tierra que afectó la casa de su prima Ana.
El lodo ocupó el patio y destruyó el baño de la pequeña vivienda que ahora Bolívar y dos vecinos tratan de rehabilitar.
La señora Aracelis Cuevas es otra de las afectadas con las inundaciones. Lleva 20 años en La Barquita y tiene todas sus esperanzas de vivir en un lugar seguro, sin el sobresalto de amanecer ahogada, en el nuevo proyecto de La Barquita, pero como sus vecinos, no entiende las razones que han demorado la obra, y aspira a una fecha de entrega antes de que vuelvan más lluvias.