A las 18:30 horas del domingo arrancará en el Estadio Manolo Santana la novena final de Masters 1.000 que cruza al serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, con el escocés Andy Murray, número dos. Tras el triunfo de Murray ante Nadal, en la sobremesa, Djokovic se clasificó para esta final sin dar la menor opción al japonés Kei Nishikori, sexto jugador del mundo: fue con 6-3 y 7-6 (4) en dos horas menos un minuto. Esta segunda semifinal se jugó en torno a 14 grados de temperatura, con el techo abierto en la Caja Mágica, después de que cesara la lluvia de la tarde. Si Djokovic alza su segundo título en el Estadio Manolo Santana (primero, en 2011), desequilibrará en su favor el actual empate a 28 con Rafa Nadal en la plusmarca de títulos Masters. En caso de perder, Murray cederá el título de 2015 y, además, el número dos del mundo, que pasará -según informa la ATP- a poder de Roger Federer.
Los datos ahorran ditirambos sobre la superioridad de la roca o acantilado que es Djokovic: el número uno llega a la final con solo un servicio perdido en todo el torneo, justo en el décimo juego del segundo set con Nishikori: hasta ahí, Novak firmaba 4/4 en puntos de ‘break’ salvados y ahora queda en un total de 8/9 en esa faceta tras los cuatro rescatados ante un Nishikori que demasiado hizo ante esa roca elástica y móvil que es el actual número uno del mundo. Como de costumbre, el segundo servicio de Nishikori hizo ‘crack’ ante el resto fulminante de Djokovic. Kei se limitó a un ínfimo 14/31 de puntos ganados con segundos saques: 43%.
Desde hace muchos meses, hay como un sentimiento de inevitabilidad que adorna cada partido de Djokovic, al que no hay forma de hacer un punto por procedimiento o método normal. En el aire de cada pista flota un viento casi inexorable e imparable en favor de la victoria de Novak casi antes de que se desenfunden las raquetas. Desde mediados del primer set, nadie albergaba dudas sobre el desenlace. Quizá, ni el propio Nishikori, que, en todo, caso rescató cuatro improbables puntos de partido cuando Djokovic servía con 5-4 y 40/0 en la segunda manga. Con espíritu samurái y en pleno despiste de Djokovic, el nipón alargó la semifinal hasta un ‘tiebreak’ en el que ya sí acabó capitulando. En la muerte súbita, Djokovic, con el colmillo retorcido, liquidó la situación y produjo su victoria número 32 de la temporada 2016.
De esas ocho finales anteriores de Masters entre Djokovic y Murray, Djokovic ganó cinco, pero en la suma total de enfrentamientos, la superioridad del serbio se agranda hasta un atronador 22-9… con 11 triunfos para Novak en los 12 cruces más recientes: el último, hasta hoy, la final del Abierto de Australia de este mismo año, que Djokovic puso a buen recaudo en solo tres sets. La última victoria de Murray (que sus dos títulos de Grand Slam los ganó ante Djokovic, en Nueva York y Wimbledon) fue meritoria: la final del Masters canadiense de 2015, la Rogers Cup, en el Uniprix Stadium de Montreal. De ese modo, Andy fue uno de los tres jugadores que batieron a Novak en 2015. Los otros dos, Federer y Karlovic. En tierra batida, Djokovic gobierna sin fisuras: 3-0, aunque Murray le forzó a cinco duros sets en 2015, en Roland Garros. En fin…