alejandro delmás
Regresa a Madrid no ya dentro de un puñado de jugadoras con más o menos opciones. Hoy, Garbiñe Muguruza es la cuarta jugadora mundial, una estrella naciente en los grandes mercados, la finalista de Wimbledon. ¿Cómo lleva esa transición?
—No te das cuenta hasta que no lo tienes encima, hasta que no lo haces. En mi caso se ha tratado de un proceso día a día. Algo constante. Pero no cambiaría nada. Todo me ha ido cuadrando. Después se habla de favoritismo, sabes que hay ese runrún de a ver qué haces Garbiñe… pero tampoco va mucho más allá.
—Falta Serena y eso parece que abre bastante el torneo…
—Que Serena no esté ya cambia quizá la preferencia sobre una gran favorita: piensas que hay gente diferente a tener en cuenta para ganar el título. Pero no mucho más: a estos niveles, puedes perder en cada partido que sales a jugar.
—En el caso de Madrid, ¿se trata de un torneo que atraiga especialmente a Garbiñe, muy poco más de un año después de haber firmado oficialmente para representar a España?
—Es un torneo especial y que te puede traer nervios por muchas razones: es el único gran torneo femenino en España hasta ahora, hasta que llegue el de Mallorca, te cruzas por los pasillos con cracks como Federer, y después está la altura. Jugar en esta cota de altitud (657 metros sobre el nivel del mar) es siempre un reto y una novedad. Sé que en España, el nivel de los chicos ha venido siendo asombroso. Ahora solo espero que nos den un poco de tiempo a las chicas.
—¿Le apetece más ganar un evento de Grand Slam… o presentarse con España en unos Juegos Olímpicos, algo que quizá resultó decisivo en sus decisiones y su jornada vital?
—Ganar un torneo de Grand Slam es como algo más para un tenista. Pero yo pensaba mucho en los Juegos cuando decidí jugar por España: tenía esa ilusión, nunca los había vivido, es algo que pasa una vez cada cuatro años, y sentía…
—Sentía…
—Sentía esto: ‘Tengo que identificarme’, sentía que ya me tocaba tener una base. Era una necesidad. Y el apoyo ha sido masivo. El apoyo que noté en Lleida, por ejemplo, cuando jugamos la Copa Federación con Italia. Vas a una pista en cualquier parte y siempre te sale allí una bandera, siempre hay gente de España con Garbiñe.
—Aquí vuelve a jugar dobles con Carla Suárez. ¿Hará mixtos en Río con Rafael Nadal, abanderado de España?
—Jugar con Carla es algo que nos hace ilusión a las dos: con la vista en Río, claro. Es fabuloso que Rafa sea el abanderado: y es un reconocimiento porque fue una lástima que ya no pudiera serlo en 2012, en Londres. Que juguemos en Río en dobles mixtos es una decisión que no tomo yo; creo que es algo que le toca a Conchita Martínez. Pondré la oreja a ver qué pasa. Pero a mí y a todo el planeta le gustaría jugar dobles con Rafa Nadal como pareja.
—Le gusta la NBA, ¿no? Incluso fue a Chicago a ver partidos de los Bulls.
—Hombre, pues sí. Tampoco me perdí el partido de la retirada de Kobe Bryant, y eso que no entiendo mucho. Pero también disfruto viendo las cosas que hace Messi: a veces te apetecen cosas diferentes. Tanto tenis, tanto tenis…