«Estoy forzado en el exilio». Eso asegura Vijay Mallya, quien el segundo día de marzo se marchó a Londres huyendo de la orden de arresto que tiene en su país, la India, por las deudas que debe al fisco tras el colapso de su compañía aérea Kingfisher. Lo máximo que se había dejado ver el propietario de Force India era en su cuenta de Twitter con cierta actividad, ya que no ha viajado a ningún gran premio este año, pero ahora da la cara en una entrevista con el ‘Financial Times’.
El mandatario indio asegura que está dispuesto a pagar, pero no los 1.250 millones de euros que le piden, una “cantidad inflada” según sus cálculos, sino una deuda más asequible para sus bolsillos: «Siempre hemos estado en diálogo con los bancos diciendo que deseamos pagar, pero deseamos pagar una cantidad razonable que podamos permitirnos y los bancos pueden justificarlo sobre la base de los pagos que hemos hecho antes».
Mallya tiene claras varias cosas. Que de la forma en la que están actuando no obtendrán nada: «Quitándome el pasaporte o arrestándome no conseguirán ningún dinero». Que es inocente: «No soy absolutamente culpable de cualquiera de estos absurdos cargos de desviar fondos de Kingfisher, la compra de propiedades o cosas por el estilo». Y que no tiene pensado abandonar el país británico a pesar de que el gobierno indio ha pedido su deportación. Veremos quién gana la contienda.