En un país con una de las tasas de matrimonio infantil más altas del mundo, Asma se casó a los 15 años. Un año después, su esposo, más de 10 años mayor, la dejó tras maltratarla. Ahora se siente “persona”. Se siente libre.
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En un país con una de las tasas de matrimonio infantil más altas del mundo, Asma se casó a los 15 años. Un año después, su esposo, más de 10 años mayor, la dejó tras maltratarla. Ahora se siente “persona”. Se siente libre.
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