No hay acuerdo. O lo que es lo mismo, la Fórmula 1 sigue sin encontrar el consenso para garantizar un mayor espectáculo a partir de 2017. La reunión de la Comisión de la F1 y el Grupo de Estrategia en Biggin Hill, al sur de Londres, sobre una nueva normativa de motores para el Mundial del próximo año quedó en nada.
Todo conducía a Londres. El Grupo de Estrategia y la Comisión de la F1 habían pactado solucionar el debate antes del GP de Rusia que se disputa este fin de semana en el Circuito de Sochi. Según revela Autosport, Jean Todt, presidente de la FIA, planteó cuatro puntos: menos costes, equilibrar el rendimiento, coches que produzcan más ruido y un compromiso en el suministro. Parecía haber acuerdo, aunque había que remitir esa propuesta a la Comisión de la F1.
Se han reunido a partir del mediodía, pero no se ha llegado a ningún acuerdo. Al parecer tampoco han asistido suficientes miembros para llevar adelante las deliberaciones. Tampoco parece haber unanimidad entre los equipos en cuanto a los chasis más agresivos y los coches más rápidos. Parece que las modificaciones que sí pueden llegar a buen puerto son las referentes a la aerodinámica.
La pelota parece estar ahora en el tejado de los constructores, que deben presentar una nueva alternativa en los próximos días. Se iniciaría de nuevo el trámite, primero pasando por el Grupo de Estrategia (los seis mejores equipos y representantes de la FIA y la FOM), y posteriormente llegando a la Comisión de la F1 (la FOM, FIA, equipos, patrocinadores y promotores).