«Sólo trato de absorber y disfrutar cada momento, nunca me he divertido tanto en mi carrera». Carpe diem. Nico Rosberg aplica esa expresión latina al pie de la letra. No le ha podido ir mejor en este inicio de 2016 con su pleno de victorias en Australia, Bahrein y China. Nadie ha sido capaz de bajarle del primer escalón del podio. Ni Hamilton ni Ferrari. Pero el alemán sabe que tarde o temprano llegará alguna carrera en la que será a él al que se le tuerzan las cosas.
Todas las rachas llegan a su fin, es ley de vida, pero de momento el de Mercedes no puede ser más feliz con su coche, con su familia y con sus 36 puntos de ventaja en el Mundial. «Desde luego que no estoy deseando que llegue (el fin de la racha), pero sé que llegará el día, porque nada es para siempre. Lo que es importante es que estoy feliz, el coche es genial y en casa tengo una gran esposa y un niño sano, y por eso siento mucha gratitud», dice en ‘Welt am Sonntag’.
Dicho esto, a Rosberg le cambia la cara cuando habla de la situación crítica en la que se encuentra la Fórmula 1 en pleno proceso de reforma y se muestra irónico con la pulla que lanzó Ecclestone a los pilotos: «La forma en la que se encuentra el sistema en este momento no puede continuar. Si nos llaman charlatanes significa que al menos alguien nos está escuchando. Por supuesto, eso no es un cumplido, pero antes ni siquiera se nos preguntaba por nuestra opinión». Al menos, en la pista es feliz, mientras pueda…