El mayor reto al que se ha enfrentado en su carrera. Nada menos que ponerse a los mandos de un volante cuyo dueño es uno de los grandes de la Fórmula 1. Y lo aprobó con nota. De hecho, el décimo puesto que logró Stoffel Vandoorne en el GP de Bahrein en el que tuvo que sustituir a Alonso es el mejor resultado conseguido hasta el momento por un McLaren. El debutante por encima de sus maestros en el Mundial. Ahí es nada.
Por eso, no es de extrañar que el belga afronte su primera carrera en la Super Fórmula japonesa con la motivación por las nubes. Él es la estrella indiscutible del inicio del campeonato en el circuito de Suzuka y está encantado con ello. «Estoy teniendo un poco de atención por parte de los medios de comunicación y de los aficionados. Es muy satisfactorio ver que todo el mundo está feliz de que esté en la lista de participantes», dice en el medio de su país ‘Sporza’.
A algunos el mejor certamen asiático de monoplazas les puede parecer poco suculento para el vigente campeón de la GP2, pero nada de eso, la exigencia es muy alta, más que en la F1 según Stoffel: «El nivel de este campeonato es muy alto, el error más pequeño tiene graves consecuencias. Aún me estoy acostumbrando al coche. La aerodinámica es mucho más eficiente que un GP2 e incluso que un F1. Como resultado, la carrera es físicamente más exigente».
«Siento que puedo desempeñar un papel importante sin tener realmente un objetivo específico en mente. Como siempre, sólo quiero dar lo mejor de mí mismo», asegura Vandoorne. Veremos si después de enfrentarse a algunos pilotos conocidos en occidente como los exF1 Kamui Kobayashi, Narain Karthikeyan y Kazuki Nakajima, o al tres veces ganador de las 24 Horas de Le Mans Andre Lotterer, sigue pensando que la Super Fórmula requiere más esfuerzo que la F1, el lugar en el que quiere triunfar.