La oposición alcanzó ayer en el pleno de la Cámara de Diputados los 342 votos necesarios para que prosiga el proceso contra la presidenta Dilma Rousseff, con lo que el Senado decidirá si inicia un juicio con miras a su destitución.
Los promotores del proceso alcanzaron la preceptiva mayoría de dos tercios de los votos cuando aún no se habían pronunciado los 513 diputados y estallaron en algarabía al grito de «Fuera Dilma», en medio de las protestas del oficialismo que respondía «no habrá golpe».
«Cuanta honra me reservó el destino para dar este grito en nombre de todos los brasileños», dijo el diputado Bruno Araújo, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el anunciar el voto que le garantizó la victoria a la oposición.
En medio del alborozo y las lágrimas de algunos diputados del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), la votación continuó en medio del festejo opositor, que se replicaba en las calles de decenas de ciudades del país, en las que el resultado fue seguido por fuegos artificiales y el mismo grito: «Fuera Dilma».
El próximo paso del proceso estará en manos del Senado, que a partir del martes iniciará los trámites para decidir si se abre el juicio político contra Rousseff, lo cual puede ser definido en unos veinte días.
La votación en la Cámara baja estuvo precedida de debates que se celebraron en forma ininterrumpida desde el pasado viernes y en los que la oposición ya había insinuado que contaban con los votos necesarios para aprobar el proceso.
Si el pleno del Senado respalda la posición de la Cámara de Diputados, Rousseff será sometida a un juicio político con fines de destitución y deberá separarse del cargo durante un plazo de 180 días, que será el tiempo que tendrá la Cámara Alta para el proceso.
En ese período, su cargo será ocupado por el vicepresidente Michel Temer, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que hace dos semanas rompió con el Gobierno y decidió apoyar el proceso con miras a la destitución de Rousseff.