Santiago.-La Iglesia Católica pidió ayer a la población fomentar la solidaridad y la fraternidad en la Semana Santa, donde puedan contribuir a sembrar las ciudades, campos y barrios de esperanza que permita desterrar la violencia que marchita la vida.
Asimismo, Camino en su nota editorial dijo que es necesario romper los muros que “nos separan impidiéndonos convivir en la Casa Común”.
“Que la resurrección nos lleve a fomentar una cultura de paz que se inicia en el hogar, y debe seguir creciendo en los demás ambientes donde realizamos la cotidianidad”·, declaró.
Igualmente, pidió estar atentos y vigilantes para que nadie “secuestre la alegría” de saber que la muerte fue vencida para siempre.
“Esperamos que el resucitado camine a nuestro lado para ayudarnos a quitar todos los obstáculos que encontremos en los senderos de nuestra vida, impidiéndonos llegar a la felicidad. Dejemos atrás el miedo y las dudas”, dijo.
Abogó por seguir con el ejemplo de los apóstoles quienes después de conocer y estar con el Resucitado fueron capaces de soportar toda clase de martirio, manteniéndose firmes, sin renegar su fe.
Recordó que ellos tenían claro en quién habían puesto su confianza, pidió celebrar, tras solicitar llenar al pueblo dominicano de optimismo.
Asimismo, puso de manifiesto que los problemas y dificultades que enfrentamos cada día no sean piedras en el camino que impidan aligerar el paso hasta llegar a la meta de tener una sociedad edificada sobre el amor y la justicia.
“El Señor resucitó, y de la muerte nos libró, alegría y paz hermano, que el Señor resucitó”, declaró, tras señalar que “en la noche de la vigilia pascual, con este hermoso canto y otros, millones de voces alabaron el acontecimiento más trascendental de la historia de la humanidad.
Sostuvo que en miles de templos, esparcidos por el mundo, todavía queda el eco de esta gran fiesta, donde las letras y melodías de estos himnos contagiaron a millones de cristianos que van de pueblo en pueblo cantando su fe, porque la resurrección da sentido a su existencia.
Plantea la necesidad de ir despejando la oscuridad del dolor, la injusticia, la exclusión y el abandono en que viven tantos seres humanos y que al celebrar la fiesta más importante de la historia llenemos nuestro pueblo de signos de resurrección, porque hoy, más que ayer,