La capital estadounidense continuaba semiparalizada este martes, mientras los residentes limpiaban montañas de nieve después de la tormenta excepcional que asoló la costa atlántica del país el fin de semana, dejando 33 muertos.
El gobierno federal y las escuelas del centro de Washington continuaban cerradas el martes por segundo día consecutivo, mientras convoyes de camiones barrenieve recorrían la ciudad para despejar sus avenidas.
La tormenta, que asoló la costa atlántica de Estados Unidos entre del viernes al domingo, afectando a 85 millones de personas, un cuarto de la población del país, dejó al menos 33 muertos.
La mayoría fueron víctimas de accidentes de tránsito o de ataques cardíacos mientras limpiaban la nieve con palas. Otros fallecieron intoxicados con monóxido de carbono, como en Nueva Jersey donde una madre y su bebé, dentro de su vehículo con la calefacción, murieron asfixiados debido a que el tubo de escape quedó obstruido por la nieve.
Los servicios de autobuses y trenes urbanos, suspendidos desde el viernes en la capital restablecieron paulatinamente la normalidad este martes.
Después de un fin de semana dedicado a jugar con la nieve o ver la televisión en casa, los niños de la zona metropolitana Washington volverán a la escuela el miércoles.
Sin embargo, muchos estadounidenses deberán permanecer en casa, en particular los residentes del extrarradio, donde numerosas calles no han sido despejadas todavía. La tormenta también afectó la recolección de basura y la entrega del correo.
«Nunca pensé que caería tanta nieve sobre Washington», dijo la alcaldesa Muriel Bowser a la cadena CNN. «Trabajamos para despejar todas las calles residenciales», agregó.
En los tres días de la tormenta fueron cancelados más de 11.000 vuelos. Algunos aviones pudieron aterrizar el lunes en los dos aeropuertos de Washington (Nacional y Dulles), pero el tráfico aéreo se mantenía limitado.
– Riesgo por «hielo negro» –
En el aeropuerto Ronald Reagan de Washington, que ofrece rutas nacionales, una de las tres pistas se reabrió el martes y tan sólo se cancelaron algunos vuelos.
En el aeropuerto de Dulles, en las afueras, desde donde salen vuelos internacionales, se abrieron tres de las cuatro pistas de aterrizaje y la mayoría de los aviones pudieron despegar y aterrizar con normalidad, según el sitio web del aeropuerto.
Para los próximos días los meteorólogos anuncian temperaturas mayores, pero la nieve derretida amenaza con congelarse por las noches y formar «hielo negro», que es particularmente peligroso al amanecer.
Las calles habitualmente animadas que rodean a la Casa Blanca estaban el lunes invadidas por un desfile de camiones y equipos pesados movilizados para despejar la nieve acumulada.
Un gigantesco barrenieve llegaría desde Indiana y un convoy de camiones viajaba desde Connecticut para sumarse a estas tareas, indicó el director de servicios de emergencia de Washington, Chris Geldart, citado por el Washington Post.
Para facilitar estas operaciones, la Cámara de Representantes optó por permanecer sin sesiones esta semana y ninguna votación será convocada al menos hasta el 1 de febrero.
En Nueva York, donde la nieve es más frecuente, el retorno a la normalidad ha sido más rápido. Las escuelas reabrieron el lunes y el tránsito vehicular se recuperó.
Los espectáculos fueron restablecidos en Broadway y los museos reabrieron sus puertas, después de que los barrenieve despejaran rápidamente las principales arterias de la ciudad.
Nueva York registró el fin de semana la segunda mayor nevada de su historia, con más de 67 centímetros en Central Park, contra 56 centímetros en el aeropuerto internacional de Washington.
Además de Nueva York y Washington, Nueva Jersey, Pensilvania, Maryland y Virginia fueron los estados más afectados. Muchas ciudades registraron récords históricos de nieve, según el servicio meteorológico nacional.
En Virginia y Maryland, las autopistas permanecían este martes parcialmente bloqueadas por la nieve.