Pluralidades

Ing.-Leo-SanchezPor Leonardo Sánchez

 

 

 

Los dominicanos, que habíamos estado viviendo atosigados por el bipartidismo que ha caracterizado el escenario político de las últimas décadas, parecemos dirigirnos hacia el aglutinamiento de las fuerzas políticas, que se han estado dividiendo, en dos conglomerados similares a los antiguos Liberales y Conservadores.

En la vieja España, esa que algunos sentimos como madre patria por ser el origen de nuestros ancestros, tienen una encrucijada de pluralidades políticas. En Catalunya -como ellos quieren que se le llame- las disputas por detentar el poder entre Junts Pel Si y la CUP, estimulados por Catalunya Si Que Es Pot, En Comú Podem, Esquerra Republicana, Convergencia Democrática de Catalunya, y otros grupos más atomizados, como el grupo de Ada Colau, Barcelona en Comú que la condujo a la alcaldía de la ciudad en junio pasado.

Entre ellos han quedado los cadáveres de Izquierda Unida, UPyD, y Convergencia y Unió, relegando a líderes probados como Rosa Díez, Josep Antoni Duran i Lleida, Cayo Lara y Gaspar Llamazares.

Son el reflejo de la lucha entre las organizaciones de carácter nacional español, encabezados por el Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español, Podemos y Ciudadanos, estos dos últimos, desgarramientos emergentes de la vieja Derecha Española y de la Izquierda Republicana, los viejos protagonistas de la gran guerra civil del año 36. Las escisiones emergentes, han sido el resultado de las convulsiones populares impulsadas por la gran crisis económica generada por las caídas de las bolsas iniciadas en 2008, y que distorsionaron la economía mundial.

Ya antes, habían quedado atrás líderes como Felipe González, José María Aznar y Rodríguez Zapatero, por razones evolutivas.

En extraño silencio, observan los partidos de Euskadi, los famosos vascos que se siguen dividiendo y atomizando, mientras buscan alejarse del terrorismo etarra que arrasaba a España, principalmente en Navarra, la Rioja y el mismo País Vasco.

En ninguno de los esos escenarios, el regional catalán, el vasco y el nacional español, se ha podido llegar a acuerdo para nombrar un presidente que encabece cada demarcación. Ni Artur Mas ha podido formar gobierno para ser proclamado presidente de Catalunya, ni Mariano Rajoy Brey para poder ser proclamado como Presidente de España; la excepción ha sido Iñigo Urkullu, juramentado como Lehendakari para Euskadi.

Aquí, menos castizos, se andan buscando consensos opositores para enfrentar la coalición que forma el PLD con sus aliaditos del PRD, y otros grupos que se han seguido llamando Bloque Progresista. Se gesta una pluralidad aglutinada, cuando desde hace años ha venido existiendo atomizada en pequeños grupos con ausencia total de ideologías ni visión filosófica con altas miras de una justicia social que solo habita en los discursos

En la acera del frente, se andan aglutinando en una cosa grumosa que se ha venido llamando Convergencia, donde el sartén lo quiere sostener la nueva agrupación de viejos robles de PRM, aliado a varios pequeños grupos que no han querido ser progresistas de la corrupción. Allí se puede encontrar a DXC, Frente Amplio, que representa a pequeños grupos radicales, y varias siglas más.

Quedan, aparentemente aislados, los grupos de Guillermo Moreno (Alianza País) y Minou Tavárez (Opción Democrática) que, con su propia tienda aparte, andan como beduinos en el desierto habitado de la política dominicana. Igual anda Maximiliano Puig que con su APD, como Minou, comenzó un poco tarde a percibir el tufo de la corrupción que no percibían antes cuando progresaban con el bloque reunido con una consigna dicha Global y Democrática.

Dentro de los progresistas, estuvo la Fuerza Nacional Progresista que, herida por la disputa interna del partido nodriza, han decidido plantar también su tienda sobre las ardientes arenas de nuestras desérticas dunas políticas nacionales. Su meta rabiosa, es desmontar la tendencia que controla el estado donde ellos participaban hasta que se evidenció la ruptura entre los mayimbes del PLD.

Ahora, esa fuerza de la naturaleza política de su fundador, mentor y guía, pertenece a algo llamado Polo Soberano. Ataca selectivamente a la corrupción actual, soslayando aquella que compartía hace apenas tres años atrás. Habla de la defensa a la soberanía y de la nación misma, pero se decanta por la defensa de los responsables del desastre de la economía con los déficits acumulados y creadores de la Sentencia 168 que ha dividido a nuestra sociedad por las razones equivocadas, y como primer petardo para derribar una unidad partidaria que se han mantenido promoviendo, sabiendo que no existe en el más alto nivel.

Asi,  también andan sueltos un Gallo y un Toro. El Gallo, soltando las plumas al desprenderse del Bloque Progresista, mientras algunos de sus miembros quieren seguir progresando a la sombra nutricia del estado. El Toro, que reniega del Jacho, apagado con corbatas azules, y que se hizo progresista, pero que no acaba de acercarse a la mano con el pulgar levantado, hogar de los viejos correligionarios que una vez levantaban el Jacho cuando estaba Prendío.

Nuestra pluralidad, tiene en común entre sus divisiones multicolores, la visión de manejar el presupuesto nacional como una piñata que se puede desgarrar para que se reparta su contenido entre los que levantan sus manos para corroborar la ruptura de los límites y controles.

Unos Servicios Públicos de calidad, como resultado de la gestión de las instituciones públicas, no parece ser parte del pensamiento filosófico de los actores políticos de nuestra pluralidad vernácula.

En España, el Partido Popular ha ganado las elecciones del 20 de diciembre pasado, y antes de eso en Catalunya hubo unas elecciones donde aun no han podido juramentar un Presidente de esa Comunidad Autónoma, porque no se ha podido reunir una mayoría en el congreso de los diputados catalanes, igual que le ocurre al Partido Popular en el nivel nacional, porque Mariano Rajoy no tiene mayoría para el mismo propósito.

En los regímenes parlamentarios, el diputado que pueda reunir una mayoría propia o por medio de alianzas, toma el control del gobierno y puede nombrar un gabinete de gobierno, y eso es lo que, dentro de esa pluralidad, todavía se está negociando entre la derecha moderada, la izquierda moderada, y los extremistas de ambas tendencias que han acudido separados, y al parecer irreconciliables, impidiendo que se puedan formar mayorías para cualquiera de los horizontes.

Proclaman, las nuevas formaciones, haber terminado con el bipartidismo en España, aun a costa de dividir a sus fuerzas primigenias, que ahora no pueden por sí solas alcanzar una mayoría parlamentaria suficiente para proclamar a un presidente del gobierno de su país. ¡Todo un logro!

Y en la Generalitat de Catalunya, la situación parece más complicada, dejando abierta la única posibilidad que se vislumbra hasta el momento, y ésta, sería una nueva convocatoria a elecciones. Rajoy, aunque tiene algo de espacio de maniobra que Mas no tiene, parece condenado también a tener que convocar los colegios electorales, si no puede convencer a Pedro Sánchez del PSOE para formar un gobierno y gobernar en minoría, cediendo, por lo menos, la presidencia del congreso de los diputados al líder opositor.

El PSOE, por el contrario, si Rajoy no puede formar gobierno, podría intentar hacer lo mismo, pero negociando con los extremistas de izquierda de Podemos, complicándose esta posibilidad porque esa formación izquierdista incluye a Catalunya Si Que Es Pot que está complicada con el independentismo soberanista catalán. Y la otra formación, los ultra derechistas de Ciudadanos, ni con PP ni con el PSOE, tiene números suficientes para proclamar un gobierno.

En cambio, en nuestro sistema presidencialista, puede darse el hecho de que un candidato gane las elecciones con los votos mínimos, y como no existe la condición de tener que reunir una mayoría parlamentaria, solo con ganar una segunda vuelta, puede ser investido como Presidente de la Republica. Pudiera inclusive no reunir mayoría en ninguna de las cámaras legislativas, y puede gobernar con la rama ejecutiva.

Y hacia esa encrucijada parecemos dirigirnos.

En el país, hemos visto a varios Presidentes, gobernar sin mayoría en el congreso. Y por eso han hecho lo imposible, incluyendo graves indelicadezas presupuestarias, para poder comprar mayorías en el Senado y en la Cámara de Diputados.

Se han hecho enormes hoyos fiscales para asegurar “victorias electorales”, precedidas de gastos sin medida de recursos públicos a favor de los candidatos del partido que controla el estado.

En España, con todo y las pluralidades, y que el partido del gobierno maneja los mecanismos del proceso electoral, el financiamiento de los partidos es meticulosamente escrutado por organismos judiciales que no dependen del ejecutivo y, cuando se han acusado funcionarios del partido oficial de financiación ilegal, éstos han ido a la cárcel y tienen procesos judiciales abiertos y sus cuentas personales confiscadas. Los pagos en “negro” a los funcionarios, son también metódicamente perseguidos.

No son exactamente un paradigma infalible, pero pudiéramos calcar algunas iniciativas, sobre todo en el aspecto de la independencia judicial para que la Justicia no responda al Partidarismo Plural, agrupado en alguna de las alianzas posibles para formar los organismos decisorios en la formación del Consejo Nacional de la Magistratura y el Consejo del Poder Judicial.

Se pudiera alcanzar un mínimo de decencia, que impida el archivo de casos emblemáticos y las mascaradas de juicios que desembocan en algún No Ha Lugar, celebrado levantando los dedos índices y pulgares formando la L de ladrón.

Asi, mientras en España se produce la ruptura del monopolio bipartidista mayoritario, impulsada por la atomización regional, en nuestro país, aunque los grandes partidos se dividen o parecen dividirse, con las aglutinaciones de las alianzas electorales nada coyunturales, en la práctica parecen dirigirse a funcionar como dos grandes bloques plurales enfrentados, como los viejos contrarios de Conservadores y Liberales.

Sin izquierdas ni derechas, mancos Liberales y Conservadores.