Por Luis Céspedes Peña
El 2016 aparenta que será un año difícil en materia política, social y económica, si se analizan los resultados del recién finalizado 2015, salpicado por la violencia, la criminalidad, el terrorismo, la reducción de la producción, manipulada o no por sectores interesados en muchos de los países del mundo, incluyendo a la República Dominicana.
En el aspecto político dominicano, hay que señalar que la falta de un fuerte liderazgo en la oposición podría asegurarle la victoria al gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dependiendo de cuál sea la decisión de su líder, el ex Presidente Leonel Fernández Reyna.
Si éste ordena a sus seguidores, amigos y relacionados a que acudan a votar por el Presidente-candidato, licenciado Danilo Medina, no hay ningún temor de que la victoria estará asegurada.
Si la participación del líder del PLD sólo se basa en pronunciar algunos discursos, dejando a la militancia a su libre determinación, que en la práctica eso se llama rechazo a una decisión, la oposición ganaría los comicios, no porque tenga mayoría, sino porque la abstención del voto marcaría la diferencia.
En las elecciones de Mayo, el elector puede votar por el Presidente de la República, los legisladores y el alcalde municipal de su jurisdicción. O, de lo contrario, puede hacerlo escogiendo de boletas diferentes, que significa fraccionamiento.
La campaña general electoral deberá estar motivada por el incentivo al voto por todos los candidatos del partido o bloque de organizaciones políticas.
No hay que ser ningún analista para determinar que el ex Presidente Fernández tomará la decisión que personal y políticamente le convenga a su sector dentro del PLD, porque ya él no puede hacerlo pensando en la unidad interna, tomando en consideración los recientes acontecimientos que mantienen dividida a esa entidad.
El propio secretario general del PLD, el senador-candidato por el Distrito Nacional, Reinaldo Pared Pérez, afirmó que en esa organización hay sectores que están apostando a su derrota electoral.
Sin tener ningún tipo de incidencia en las grandes decisiones del PLD o el gobierno, pensamos que entre Leonel Fernández y Danilo Medina debe producirse un gran acuerdo, firmado, si se quiere, con la participación de todos los demás dirigentes de esa organización, a sus máximos niveles, como testigos, para hacer una distribución de cargos políticos, para el presente y el futuro. Si eso no se logra, el PLD estaría en graves problemas.
Se puede afirmar que el candidato presidencial del bloque de organizaciones políticas bajo la dirección del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el economista Luís Abinader, no es versado en el discurso, carente de estrategias, pero el problema está en que hay una inmensa cantidad de votantes que cada día se interesa menos por la elección de los candidatos.
Cuando el ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, planteó un encuentro entre los precandidatos a la Alcaldía de Santiago, Abel Martínez y Ramón Rodríguez (Monchi), que tenía como objetivo mantener al PLD unido, ganara quien ganara, fue una gran visión, pero éstos no se interesaron por la idea.
Como Monchi declaró que se trataba de una lucha entre leonelistas y danilistas, con el triunfo de Abel Martínez, seguidor de Leonel, se estima que el perdedor es el Presidente de la República, que a decir la verdad, no se involucró en ese último proceso. Tampoco lo hizo Leonel, lo que para el PLD representa una esperanza en Santiago, aunque persisten los gravísimos problemas de división.
Hoy, el PLD luce más dividido en la importantísima Provincia Santiago, la guía política del gran Cibao, donde está ubicada casi la mitad de los votos nacionales.
La idea de Ventura Camejo era que terminadas las primarias, el ganador y el perdedor salieran con un proyecto de unidad para asegurar la victoria, pero eso no se materializó.
Todas las encuestas, hasta el momento, favorecen a Medina como ganador de las elecciones presidenciales de Mayo, si todos los peledeístas votan a su favor. Pero como explicamos anteriormente, la abstención de votantes podría ser un factor negativo para el gobernante. ¡Las primarias del PLD dejaron un mal mensaje!
Fruto de esa gran controversia, surgió la idea, muy fuerte, de que para lograr la unidad del partido oficial en Santiago se postule, para la Alcaldía municipal, a una tercera persona que pueda unir a todos los grupos oficialistas. Hoy, nadie puede aventurarse a decir quién será el ganador de Abel Martínez, y José Enrique Sued, del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y, posiblemente, del PRM.
También figura Gilberto Serulle, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Los tres son buenos trabajadores políticos en la base de cada organización. A Serulle hay que sumarle un sector del PLD.
Si dos de esos sectores logran un acuerdo, los candidatos municipales escogidos serán ganadores. Eso también podría involucrar a los candidatos a diputados y senadores.
Si Leonel se involucra con la finalidad de lograr el triunfo del PLD, no hay forma de que Abinader pueda ganar. No es que el Presidente Medina no tiene esa capacidad, sino que hay sectores políticos de oposición que le tienen confianza a Leonel para hacer negociaciones. ¡Y no importa quién haga los “amarres” políticos! De lo que parece no hay escapatoria es que el poder seguirá dirigido por Danilo Medina o, en cambio, será Luís Abinader.
La estrategia del PLD debe ser la de seguir buscando votos por otros lados, debido a que no debe contar con la mayoría de los votos presidenciales del PRD en Santiago u otras provincias donde la entidad oficial no está apoyando a los candidatos perredeístas, ni tampoco ya tiene a los reformistas. Seguimos pensando que el PLD no hizo una buena negociación política con el tema de los candidatos, en virtud de que Santiago, por su importancia estratégica, debió quedar «amarrado».