SANTIAGO.- La fiscal de Santiago, Luisa Liranzo, dijo que la justicia dominicana tiene que reflexionar y pasar balance a las cosas que no se han hecho en favor de la sociedad.
Se mostró esperanzada, de que todos los escollos que presenta el sistema judicial de la nación, tendrán la adecuada solución, por lo que hay que esperar con optimismo que se saldrá hacia adelante para bien de todos.
La fiscal encabezó en esta ciudad los actos conmemorativos del Día del Poder Judicial, que incluyeron una ofrenda floral en la estatua de Duarte, eucaristía en la Catedral Santiago Apóstol el Mayor, y una audiencia solemne en el Palacio de Justicia Federico Álvarez del ensanche Román, de las avenidas 27 de Febrero y Circunvalación Oeste.
Liranzo junto a un amplio personal del Ministerio Público y funcionarios de distintas dependencias del Gobierno, como parte de las actividades, depositaron una ofrenda floral al pie de la estatua del patricio Juan Pablo Duarte, ubicada entre el ayuntamiento, la oficina principal de EDENORTE y el colegio Evangélico, en la avenida que lleva su nombre, en el este de la ciudad.
Eucaristía
Mientras que la catedral Santiago Apóstol el Mayor, en el Centro Histórico de Santiago, se ofició una eucaristía a cargo del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de esta metrópolis, monseñor Plinio Valentín Reynoso, quien dijo que sigue confiando en el sistema judicial dominicano, a pesar de los hechos bochornosos con los que se relaciona a varios jueces.
Afirmó que si algunos de los miembros del Poder Judicial dominicano han cometido errores, hay tiempo para rectificaciones. “Confiamos en los hombres y mujeres que trabajan en la justicia, a quienes se les han puesto grandes responsabilidades”, apuntó el religioso.
Recordó que la justicia no solamente está compuesta por algunos jueces acusados de cometer presuntos actos de corrupción, sino por un conjunto de hombres y mujeres, de los que la mayoría de los dominicanos esperan que trabajen para el bien de la sociedad.
Exhortó a las personas a desterrar de sus corazones el egoísmo, la avaricia, la envidia y la violencia, ya que sus consecuencias son funestas para todo el mundo. “Tenemos que identificarnos con el dolor ajeno, debemos dejar de ser indiferentes ante los problemas que ocurren”.
Clamó por la necesidad, de que las personas se conviertan, tal como lo pedían los profetas que antecedieron la llegada de Jesucristo, en un sencillo pesebre de la población rural de Belén, en el lejano Oriente.