SANTO DOMINGO. La vigencia relacionada con la inmortalidad en Cooperstown de Mark McGwire y Sammy Sosa puede iniciar hoy una pausa prolongada.
El primero es casi un hecho que salga de las boletas de los periodistas y pase a la escasa suerte en el Comité de Veterano, mientras que el dominicano puede permanecer bordeando el límite de sobrevivencia.
Si McGwire no consigue hoy el 75% de los votos de los miembros de la Asociación de Escritores del Béisbol de América (BBWAA en inglés) desaparece de las papeletas al cumplir los 10 años, mientras que si Sosa queda por debajo del 5% correrá la misma suerte.
Hasta el día de ayer 133 votantes (o el 36.9% del total estimado) habían hecho público sus tarjetas y el ex inicialista de Oakland y San Luis apenas había logrado 22 votos para el 13.3%. Mientras que Sosa, que está en su cuarto año, llevaba 14 sufragios para un 8.4%.
Ryan Thibs, que en su cuenta de Twitter se identifica como fanático de los Atléticos, organiza una tabla en la Internet en el que se hace eco sobre cada voto que se hace público.
Del cielo al infierno
Hace apenas tres lustros McGwire y Sosa alcanzaban niveles tan emblemáticos como Lance Armstrong en los discursos de superación personal o Marion Jones como símbolo femenino del atleta completo. Pero en la joven nueva centuria todos cayeron como castillo de naipes, enlodados por el mismo material.
Reportes de mercado profundos atribuyen a una suma de factores (como la expansión, partidos interligas y nuevos estadios) el despegue a velocidad de la luz del béisbol tras pisar fondo con la huelga de peloteros de 1994 y desmienten que la batalla jonronera entre Mark McGwire y Sammy Sosa haya sido el ingrediente que “levantó” ese pasatiempo a finales del siglo pasado.
Pero Bud Selig, comisionado de las Grandes Ligas entre 1992 y 2015, sí lo reconocía en principio como lo confirman declaraciones al periódico The Cincinnati Enquirer del 15 de septiembre de 1998.
“Mi padre siempre me decía que no importaba que tan inteligente pensaras que eres, tendría que tener suerte. Bueno, llama a Mark McGwire y Sammy Sosa suerte. El año pasado (1997) dije que estábamos en las etapas iniciales de la recuperación. En marzo (1998) dije que estábamos en las etapas medias de un renacimiento dorado para el béisbol para el final de este siglo. Por una de las pocas veces en mi vida lo entiendo”.
El rubio gigante californiano y el negro petromacorisano (hoy no tanto) de bate y piernas rápidas se convirtieron en íconos con una exagerada demanda para relacionar cualquier producto y hasta para ser recibido por jefes de Estados, así fuera Bill Clinton o el emperador japonés Akihito.
Luego explotó en escándalo de los esteroides en el que McGwire jugó un papel estelar y Sosa fue salpicado por sospechas, si bien nunca falló una prueba de dopaje, aunque un bate con corcho colocó un asterisco a sus batazos.
“Big Mac”, ya había confesado en 1998 que utilizaba androstenediona cuando este producto anabólico para elevar la musculatura todavía no estaba prohibido en las Grandes Ligas y en 2010 lo reiteró. En sus nueve años apareciendo en la boleta del Salón de la Fama el 23,7% que sacó en 2007 es el porcentaje más alto.
“Slammin” , que disparó 609 cuadrangulares y es el único en superar los 60 en tres temporadas, debutó en el cartón de los periodistas en 2013 con un 12,5%, en 2014 bajó a un 7,2% y en 2015 rozó el abismo con 6,6%.
Para algunos entendidos, el hecho de que Mike Piazza, que tampoco falló a prueba de dopaje pero quien fuera relacionado a las jeringas, pueda ingresar este año puede ser una señal de cambio en los votantes, que hasta la fecha han sido implacables con todo sospechoso.
Piazza tiene un 86% (144 votos) entre los publicados y hoy puede recibir la llamada más importante para un pelotero. Es su cuarto intento y en 2015 se quedó con un 69.9%.
Ken Griffey Jr., corre solo para ingresar al templo inmortal con una votación que puede terminar entre las mejores de la historia.
El una vez considerado mejor jugador ha conseguido el 100% de los votos anunciados (166) en su estreno. Tom Seaver y Nolan Ryan (98.8%) son los jugadores elegidos con el mayor porcentaje. Jeff Bagwell, que el año pasado se quedó lejos al recibir un 55,7%, aparece con un 80.1%. Tim Raines, en su novena candidatura, también proyecta ingresar esta vez con el 78,3%.