Dentro de las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), no se albergaban grandes expectativas respecto de la celebración del Congreso Elector Gladys Gutiérrez, efectuado el pasado 13 de diciembre.
El acuerdo suscrito por el Comité Político, con motivo de la reforma constitucional para hacer viable la reelección presidencial, había resuelto que todos los senadores y diputados quedarían repostulados en sus cargos; que los alcaldes sólo tenían que evidenciar, en encuestas que se realizarían, una diferencia de por lo menos 10 puntos porcentuales con relación a sus rivales internos; y que los regidores serían los únicos que quedarían sujetos a la voluntad de los electores.
Se trataba, pues, de elecciones primarias parciales, donde salvo, tal vez, las candidaturas a las al caldías de Santiago y Santo Domingo Norte, no era mucho lo que en realidad estaba en disputa.
Sorprende, por consiguiente, que en unas elecciones de esa naturaleza, donde la preocupación original era de que podrían resultar demasiado insípidas, deslustradas por la escasa participación, culminaran, sin embargo, contrario a la tradición de organización y disciplina del partido fundado por el profesor Juan Bosch, en actos de desórdenes y violencia.
La reacción adoptada por la alta dirección del PLD, asumida por el presidente Danilo Medina, el secretario general, Reinaldo Pared Pérez, y quien suscribe este artículo, en calidad de Presidente de la organización, no se hizo esperar.
Se procedió a empoderar a la Comisión Nacional Electoral para que en un plazo perentorio realice una investigación rigurosa y exhaustiva, a los fi nes de que sean expulsados, de manera sumaria y deshonrosa, todos aquellos que, sin importar procedencia ni jerarquía, hayan participado en los referidos actos de perturbación.
Pero más allá de las sanciones que serán impuestas, lo que inquieta, tanto a los miembros y simpatizantes del PLD, como a la opinión pública en general, es cómo y por qué acontecimientos de esa naturaleza pueden ocurrir en una institución política que durante más de 40 años se había distinguido, precisamente, por su orden y disciplina.
Debilidades del proceso
De conformidad con los testimonios y alegatos de diversos actores del proceso, el certamen electoral interno del PLD se vio afectado de varias debilidades.
Para algunos, el problema consistió en que de conformidad con el Reglamento Electoral aprobado por el Comité Político y el Instructivo para la Elección de Candidatos y Candidatas, elaborado por la Comisión Nacional Electoral, el padrón de votación en base al cual se realizarían las primarias internas peledeístas sería el mismo que se utilizó en el Octavo Congreso Ordinario Norge Botello.
Por los argumentos presentados, parece que en algunos casos no fue así. Se alega que en varios lugares hubo una adulteración del padrón. Se crearon mesas electorales sin la previa autorización de las autoridades electorales municipales correspondientes; y de igual manera, se eliminaron mesas con el propósito de reagruparlas en una sola, todo lo cual suscitaba la suspicacia de los participantes.
Se afirma que en el registro electoral se advirtieron numerosos errores en cuanto a la ubicación de los centros de votación, lo cual generó una gran confusión entre los votantes que no sabían exactamente donde deberían acudir para ejercer el sufragio.
Se ha sostenido, también, que se produjo una colocación de Comités Intermedios en circunscripciones electorales que no les correspondía; un desplazamiento masivo de electores; e inclusión de personas en el padrón que no son miembros del Partido de la Liberación Dominicana.
Como consecuencia de esas y otras alegadas irregularidades que deberán ser examinadas por la Comisión Nacional Electoral, se desató la desconfi anza en el proceso comicial interno por varios candidatos y sus seguidores. Estos, en lugar de apelar a las autoridades electorales correspondientes de cada circunscripción electoral, para establecer los correctivos de lugar, procedieron a los censurables actos de desórdenes y violencia.
En la refriega, hubo, en algunos lugares específi cos, un desbordamiento de las pasiones. De ahí se pasó a la descalifi cación verbal, y de ésta, a la agresión física, ocasionando los trágicos y vergonzosos acontecimientos que conocemos, que costaron la vida a dos personas.
Pero más que una descripción de lo que ocurrió, lo que resulta trascendente es poder determinar por qué aconteció, cuáles fueron las causas que desencadenaron esos episodios que enlutecen y desdicen de la tradicional conducta de los integrantes del Partido de la Liberación Dominicana.
Por supuesto, el desafío fundamental para el PLD consiste en promover la calidad de sus miembros, luego de haberse hecho, en el Sexto Congreso, Profesor Juan Bosch, la transición de un partido de cuadros a un partido de masas.
En el marco de un partido de cuadros, la calidad siempre se mantuvo en el partido morado. La idea, como siempre la promovía el profesor Bosch, era que de la calidad saldría la cantidad, para volver de nuevo a un proceso de cualifi cación de sus integrantes.
Con el discurrir del tiempo, la calidad, efectivamente, engendró la cantidad dentro de las fi las del Partido de la Liberación Dominicana; y ha sido esa cantidad la que le ha permitido constituirse en la organización política más exitosa en la historia democrática de la República Dominicana, al haber conquistado cinco triunfos electorales consecutivos por encima del 50 por ciento.
El Congreso Norge Botello
Pero, ahora, de lo que se trata es del proceso inverso, esto es, el de convertir la cantidad en calidad. Eso así, para que el partido vuelva a un reencuentro con sus raíces, actúe siempre conforme a sus principios fundacionales, con orden y disciplina, y continúe hacia el futuro con su trayectoria de triunfos electorales en benefi cio de la democracia, la prosperidad y el bienestar de los dominicanos.
Ese proceso empezó a trillarse en el 2013 con la celebración del Octavo Congreso Ordinario Norge Botello. El objetivo era que así como el PLD había contribuido con sus diferentes gobiernos a una modernización y transformación del Estado dominicano, entonces le correspondía mirar hacia adentro, en una especie de introspección, y convertir el instrumento partidario en una organización unifi cada, ágil, efi caz, moderna, transparente y solidaria.
Para alcanzar esas metas, el partido morado de la estrella amarilla se planteó la aprobación en la plenaria de su congreso, de 15 temas, considerados fundamentales para el futuro de la organización. Estos eran: Declaración de Principios y Estatutos; Línea Organizativa; Línea Política Nacional e Internacional; Formación Política; Relación Partido-Gobierno-Sociedad; Comunicaciones; Asuntos Electorales; Juventud; Mujer; Asuntos Legislativos; Asuntos Municipales; Dominicanos en el Exterior; Finanzas; Resolución de Confl ictos; y Ética y Disciplina.
De alguna manera el Congreso Norge Botello se vio empañado por el hecho de que lo que parecía primar en el ánimo de la mayoría de los participantes era su elección como miembro del Comité Central de la organización.
Para eso se hizo un gran despliegue propagandístico. Se colocaban vallas, afi ches y cuñas publicitarias en la radio y la televisión que por momentos generaban la impresión de que se trataba de la recta fi nal de una campaña presidencial.
Pero al margen de ese hecho, el Congreso Norge Botello concibió las líneas maestras para la renovación, transformación y cualifi cación que requiere en los actuales momentos el Partido de la Liberación Dominicana para continuar siendo una fuerza decisiva en el espectro político nacional.
La razón básica por la cual se ha sido lento en la aplicación de sus resoluciones, es que inmediatamente culminado su realización, se inició el proceso interno para la selección del candidato presidencial y demás candidatos congresionales y municipales, que acaba de culminar, y que conformarán la boleta morada para los comicios generales del 2016.
Al concentrarse todas las energías en la organización del proceso interno de selección de candidatos, ha habido un cierto retraso o rezago en la puesta en ejecución de las medidas adoptadas en el Octavo Congreso Ordinario del PLD, destinadas a generar su unidad, renovación y efectiva transformación.
Pero debemos confi ar en que una vez transcurrido el próximo torneo electoral, y el PLD salga otra vez triunfante, exhibiendo su nuevo trofeo otorgado por el voto popular, todo el Partido asumirá como tarea principal el cumplimiento de los compromisos contraídos en el Congreso Norge Botello.
De hacerlo así, el partido creado por el profesor Juan Bosch volverá a la cualifi cación de sus miembros. Se colocará, una vez más, a la altura de las expectativas del pueblo dominicano; y reinará como la organización que supo conducir nuestra sociedad por los grandes desafíos del mundo contemporáneo.
Así pues, en la efectiva aplicación de las resoluciones adoptadas en el Congreso Norte Botello descansa la unidad y el futuro del Partido de la Liberación Dominicana.