Alfredo Fraile, el guardián de los secretos más íntimos de Julio Iglesias

El libro del representante será la base para el guion de la serie sobre el cantante. En él habla de su obsesión por las mujeres y de cómo sus hijos se sentían utilizados

Por MÁBEL GALAZ

Madrid.- Hace dos años Alfredo Fraile publicó Secretos confesables, unas memorias en las que el eje principal es Julio Iglesias, a cuyo servicio trabajó 15 años como representante y algo más. Su relación fue muy cercana casi fraternal. “En ese tiempo dormí más con él que con mi mujer”, ha contado. Fraile fue en gran parte artífice del éxito del cantante hasta que un día harto de su “egoísmo”, le dijo: “Ahí te quedas, no te aguanto más”. Han pasado 30 años de aquel día. No han recuperado la relación pero Fraile como cuenta en su libro no ha contado todo lo que sabe de Julio Iglesias. Disney Media Distribution Latin America se ha fijado en este libro para que sea la base de una serie sobre el cantante. El proyecto está pensado como una serie de 13 capítulos.

En el libro de Fraile, que es cuñado del periodista José María García con el que ha compartido muchos negocios, se cuenta por ejemplo la relación que Julio Iglesias tenía con sus hijos. A menudo avisaban a los niños de que su padre los requería a su lado, y Chábeli daba un respingo diciendo: “Será que ha llegado el fotógrafo del ¡Hola! y quiere que vayamos a posar”. “Prefería dirigir su paternidad por control remoto. Chábeli, Julio José y Enrique crecieron con ese estigma. (…) Los hijos se sentían utilizados”.

Sobre la relación entre el cantante y su hijo Enrique ha desvelado: “Como todo hijo, Enrique siente cariño por su padre, pero no se ha sentido bien tratado por él y con razón. Julio se dedicó a destrozarlo. De cara a la prensa tratan de guardar las formas, (…) pero la relación dista mucho de ser la que cualquier padre desearía. Y esa distancia no es culpa de ellos sino de él. (…) Le pasó entonces y me temo que le ha vuelto a ocurrir con su nuevo matrimonio”.

En los años que pasaron juntos en Miami tuvieron un trato familiar que les llevó a situaciones como esta. “Celebrábamos una comida familiar en la que estaban presentes los hijos de Julio. Terminada la comida, Julio se fue caminando hacia el jardín. Fui en su búsqueda y pude ver que estaba llorando. Me dijo: ‘Lloro porque te tengo envidia, Alfredo. Envidio la familia que has creado y que yo no he podido tener”.

Los hijos que Julio Iglesias tuvo con Isabel Preylser se fueron a vivir a Miami cuando el padre del cantante, el doctor Iglesias Puga fue secuestrado. Residían casi siempre en la casa que tenía en la ciudad la madre del cantante pero también tenían dormitorios en la casa de su padre. “A los hijos no les gustaba que su cuarto fuera usado por las amigas de papá. Cuando iban, su frase habitual era: ‘Que limpien y desinfecten las habitaciones’. No querían que se repitiera la sorpresa que un día se llevó Chábeli, quien tropezó con un tanga tirado en un rincón del dormitorio”.

Sobre las conquistas de Julio Iglesias, Fraile también habla en su libro. “Se dijo que Julio y yo manejábamos una agenda donde aparecían los datos de las 3.000 mujeres que habían pasado por su vida, o al menos por su cama. (…) Si en aquellos años dejamos correr ese bulo fue porque en términos de marketing nos venía bien engrandecer la leyenda de Iglesias como latin lover”. Y añade: “Julio siempre tuvo debilidad por un tipo de mujer. (…) Le volvían loco las mujeres exóticas, especialmente las latinas y mucho más si estas eran modelos o azafatas. (…) Se convirtió en rutina que las cenas estuvieran presididas por tres o cuatro modelos”.

Hubo años en que la casa de Julio Iglesias era muy peculiar. “Era habitual que Julio invitara a multitud de chicas a pasar unos días en su casa de Miami. Por allí iban desfilando una tras otra. A veces se juntaban varias a la vez. (…) Un día podías encontrarte una Miss Argentina en ropa interior; otro día, a una azafata francesa ligera de ropa, y al día siguiente, a una modelo belga correteando desnuda junto a la piscina y agarrada de la mano de una maniquí suiza. Algunas parecían tener mucho peligro”.