Corsi e ricorsi

La expresión italiana “corsi e ricorsi” está tomada de la teoría del acontecer histórico del filósofo de la historia Giambattista Vico para el que la historia no avanza de forma lineal empujada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, es decir, que implican siempre avances y retrocesos. Aquí corsi significa ‘paso o evolución de algo en el tiempo’ (el curso del tiempo, el curso de los sucesos) y ricorsi no significa ‘medio para conseguir lo que se pretende’, sino ‘acción y efecto de recurrir’, ‘vuelta o retorno de algo al lugar de donde salió’. La historia es recurrente.

Giambattista Vico o Giovanbattista Vico (1668-1744), nació en la época en que Nápoles era un virreinato español. Fue jurista, filólogo y filósofo de la historia. -http://www.hispanoteca.eu-

Hay, aquí y ahora, una confrontación brutal que ya no se busca disimular como en otros tránsitos temporales dentro de la dialéctica política interna del partido de gobierno, si una lucha a dentelladas y rabazos puede ser dialéctica.

Sería un desperdicio de tiempo y espacio hacer una enumeración de las razones y de las muestras palpables de la lucha desnuda dentro de la organización que, al acceder tan abruptamente a incalculables riquezas, ha tirado la brújula y quemado los mapas que los llevaron a la isla del tesoro.

Y, aunque la cueva del tesoro de donde se sacan las riquezas ha cambiado de inquilinos, no deja de ser ese cambio la razón primigenia de las peleas de perros que hoy se escenifican en todos los ámbitos laborales, sindicales, académicos, profesionales, ministeriales, judiciales y, hasta familiares. Porque también hay familas divididas, unas aspirando a volver al botín, y las otras en el sueño recurrente de quedarse con el control de la cornucopia.

Es una discusión obtusa y ciega, pero todos “podridos en cuartos”.

Pero eso no es nuevo. Y hay un ejemplo en nuestra historia no tan lejana que así lo confirma y que sirvió de pretexto para la intervención extranjera de 1916. Fue la disputa entre los jimenistas “pata blanca”, seguidores del presidente Juan Isidro Jiménes, y los jimenista “pata prieta”, seguidores del general Desiderio Arias, ministro de Guerra y Marina del gobierno de Jiménes.

Los “pata blanca” acusaron a Desiderio Arias de traidor porque se opuso a la disolución del ejército que exigían los yankees, y los “pata prieta”, acusaban a Don Juan de “blandito” y de negociar con los extranjeros la soberanía nacional.

Y todos conocemos, más o menos el resultado de esa disputa interna del Partido Jimenista, que siempre fue el partido más votado, después de la dictadura de Lilís, cuando se podían hacer elecciones sin Botas extranjeras en los colegios electorales. Habiendo ejemplos más recientes de peleas de perros políticos y políticos perros, se ilustra este porque condujo hacia una encrucijada donde el país perdió su soberanía, que es la mayor amenaza de este momento de entreguismo manifiesto, pareciéndose a un “mía o de nadie”, por aquello de “Horacio o que entre el mar” con condujo a otra dictadura.

Ahora, en medio de disputas más rentables, se llegan a descuidar funciones importantes para estar mirando y, deliberadamente, espiando a sus congéneres, en lugar de estarse ocupando de la naturaleza de las funciones a su cargo, con el que justifican el reparto.

Es el caso del ministerio de Lo Interior que, en lugar de estar observando la desaforada inmigración ilegal -no solo de los intocables haitianos, que es otra vaina- de ciudadanos de varios países que están entrando a nuestro territorio sin ninguna depuración ni seguimiento.

El caso más notorio, lo representan ahora los venezolanos que están entrando en tropel y vienen dispuestos a hacer cualquier cosa -y las están haciendo- con tal de recobrar cierto nivel económico perdido, dentro de la lucha de sordos que produjo la corrupción del sistema político que también, luchando por el pastel del presupuesto, perdieron el foco de la responsabilidad con su sociedad y se “sacaron” a un Chávez, y al chavismo sin Chávez que es capaz de “hablar” con un pajarito para recibir iluminación política, mientras a su pueblo se lo lleva el azufrado satán.

Y eso, es solo la punta del iceberg del caso del inepto e incapaz ministro de Lo Interior. Por una línea peor, anda el ministerio de Defensa, que no ha sido capaz de rechazar las órdenes de aflojar los esfínteres para que la frontera deje de ser frontera, para desvanecerse en medio de negocios y “entren to’ coño”. Y, por esa frontera “entren to’ coño”, entran personas de todas partes del mundo porque el simulacro de estado vecino es también un “entren to’ coño”, por donde entran todos y de todo. Y entra el ajo, y las drogas, y las armas, y el montón de gente sin controles sanitarios ni depuración de seguridad.

Porque casi todo lo que entra a Haití, es para seguir su agitado curso hacia el este; hacia la tierra prometida donde todo en negociable y posible, donde la economía crece como quiere el gobernador del BC. Y el ministerio que debe proteger a la nación dominicana, en manos de un militar de excelente formación, parece inoperante por las líneas políticas que se ve compelido a seguir, si quiere mantener el cargo y la visa y, tal vez, sus bien ganados galones.

Ese es uno de los resultados de la discusión bizantina por el control del estado y los beneficios que de su control derivan en dispendio y clientelismo. Una rivalidad feroz que, mientras más se niega, más se pone en evidencia, en todas las instituciones del estado. Aquí, no hay “sillas por los aires”, pero el follón se siente en cada actividad del estado, y del partido, que no se reúne para evitar un lío que no es de ropa.

Peor anda el ministerio de salud que, por filiación grupal o por olímpica incompetencia, es capaz de admitir que las atenciones médicas a los ilegales haitianos van a continuar -parece que por destino manifiesto-, mientras se les niegan esas atenciones a los que pagan los impuestos que producen el presupuesto con el que se pagan esos servicios médicos. Y también hace caer del chorro de la cornucopia presupuestaria al funcionario que confirma el abuso que se viene dejando cometer contra el derecho a la salud de los dominicanos.

Porque el Dr. Nelson Rodríguez Monegro no es un santo, pero por quejarse y decir la verdad sobre la ocupación de los hospitales por los extranjeros del país vecino, cae en desgracia y lo siquitrillan, asignándole la clásica botella para que siga cobrando, sin pensar que ese funcionario quería trabajar y no solo cobrar, como hacen con todos los que despegan de la titularidad de un cargo, sin despegarlos de la teta de la vaca nacional. Otro estrujado, y en desgracia con este poder que también vence, igual que Fernando Fernández.

¡Decir lo que dijo, lo ha colocado en la trinchera del otro bando! Y tal vez lo estaba desde antes, pero tiene razón en lo que dijo sobre la invasión haitiana a los hospitales dominicanos, y no tuvo que ser Leonel que lo mandara a decirlo, ni era ese personaje que le estaba exigiendo comisiones por las compras, que también lo hacía, pero a otro nivel muy por encima cuando le recolectaban “el dinero del príncipe”.

Y el ministerio de Educación, parece que no ataca, pero su campaña es como “El rayo que no cesa”, cayendo y cayendo en el mismo lugar con el retintín de las bondades de su gobierno, instrumentalizando a los estudiantes como futuros votantes por su presidente, tan bueno que les hace una revolución de comida, a veces muy mala, y computadores para no hacer nada, solo perder el tiempo extendido usado en la propaganda reeleccionista.

Igual que el ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones que tampoco ataca, pero pica, y ha dejado de ocuparse del estado de las carreteras para hacer propaganda, y mantener una fuerza militar haciendo un trabajo de civiles, mientras se ocultan las cuentas del Fideicomiso RD Vial y las carreteras siguen llenas de baches e inundadas cuando llueve.

Y desde la acera del frente, tirando la piedra sin esconder la mano, se muestran los aprestos de aliarse con alguna entelequia o modernizar la porción minimizada con un nombre, también de entelequia, que seguiría liberando a los dominicanos, ahora como nacionales, incluyendo a unos miles de haitianos dominicanizados para el otro lado, el institucional.

Porque, mientras uno tiró las cajas de la Sentencia 168-13, el otro sigue tirando los cajones de frontera abierta y regulación indefinida de extranjeros a ritmo de cedulación provincial gobernada por falsificaciones permitidas.

Porque cada uno se niega a remar la embarcación nacional hacia la orilla correcta, aunque el bote se esté hundiendo en el océano lleno de los tiburones de las ONG’s que lo están desfondando ante la indiferencia del capitán que solo mira hacia otro lado sin soltar el timón, y el otro, que atrajo y dejó entrar a esas organizaciones extranjeras, se hace el desentendido.

Ambos a dos.  Como en el juego: “Andaluz, ¿que cuántos son? veinticinco y el tapón. Coche de oro para los moros, cinta blanca para la infanta, retuntún – retuntún. Yo vendo pañuelos, son de oro y plata, quiten ese toro que la puerta es falsa. AMBOS A DOS. Ambos a dos, matarile, rile, rile. Ambos a dos, matarile, rile, ron. ¿Qué quiere usted? matarile, rile, rile…”

Porque “hay un sector del PLD desesperado por volver al gobierno”, y hay otro sector, del mismo PLD, también desesperado por no salir del gobierno.

Y, pelean faja contra cabellera, sin máscaras porque los conocemos a todos, aunque se las pongan, ¡La lucha sigue en el “Eugenio María de Hostos” nacional!