La tormenta social perfecta

Ing.-Leo-Sanchez

Las deudas, han sido un dogal pendiente del cuello de la sociedad dominicana en varios tramos turbulentos de su devenir histórico, político y financiero, incluyendo el momento presente que va alcanzando, en cifras netas, al período más funesto y tortuoso del final del siglo 19 e inicios del 20, que alcanzó los 35 millones de dólares de esa época, mientras ahora son 35 mil millones. Entonces, esencialmente, las deudas han sido la razón primordial de los mayores males de la sociedad dominicana, desde el ciclo maldito iniciado por Buenaventura Báez y continuado de manera sangrienta por Ulises Heureaux y la fatídica Santo Domingo Improvement Company, causante de las guerras de bolos y rabuses que ahogaron la sociedad en pólvora y sangre, ¡por las deudas!

Es una historia que no podemos olvidar ni soslayar, por más que nos empeñemos en asumir el síndrome del avestruz que protege la cabeza y descuida el culo.

¡Si hemos tenido intervenciones extranjeras, que arrodillaron la soberanía política y económica nacional en medio de una vorágine de sangre, ha sido esencialmente por las deudas!

Y, como si no lo supiéramos,o lo estuviéramos olvidando, seguimos tomando dinero prestado para tapar las profundas heridas del clientelismo promotor de varios déficits fiscales que se vienen taponando con más deudas para pagar otras deudas, en una alegre fiesta presidencial y congresual, ebria de poder.

E’ palante que va el monto de la deuda total consolidada que ronda el 46 % de PIB y viene por más! Haciendo que para pagar el servicio de la deuda haya que buscar prestado porque con las recaudaciones fiscales no es suficiente para vivir y pagar.

¡Nuestros dirigentes políticos no escarmientan! Parecería que no conocen la historia que están repitiendo como un calco de Lilís Heureaux.Y, como él, un coro de concubinas y concubinos, segundas y terceras bases para batear desde cualquier esquina del terreno.

Y, para no faltar al rigor histórico, también tienen ahora su oscura compañía extranjera para gestionar préstamos y construir obras sobrevaluadas.

Solo cambia el idioma de los embaucadores.

Y, localmente, como un carrusel casquivano y burlesco, digno de las fiestas banales y vacuas, llamadas patronales que patrocinan los promotores del desorden social que viene envenenando el alma nacional con impunidad y “reconocimiento” público, fluye como un geiser la corrupción.Un hijo putativoen su mayoría de edad, ¡negado por sus padres!

Corrupción, que no ha habido forma de esconderla. Su cabeza de Medusa, asoma sus múltiples sierpes en todas las actividades de la vida nacional, aumentando su tamaño como la nariz de Pinocho mientras más la niegan y la tratan de ocultar.

Ha sido “la maravilla de Dindo”, para que algunos desarrapados e intelectualoides frustrados, exhiban cornucopias fabulosas y escondan su origen inexplicable.

Pero su olor, es como el de la mierda, que mientras más se tapa, se concentra más y peor huele cuando se destapa. O, como los hijos de puta  y cuernos que se parecen cada vez más al padre según crecen, para bochorno del capullo.

Pero tiene sus padres putativos que todo el mundo conoce, aunque aleguen haber usado condón cuando dirigían sus instituciones arrasadas por la corrupción. Y el reparto del presupuesto, con sueldos de lujo y gente cobrando sin trabajar, es metódicamente auspiciado y dirigido con eficiencia partidaria.

Es un sistema corrupto perfecto, implementado con el desmonte metódico de todos los controles administrativos preventivos y de sanción y que, cuando enfrenta hechos inocultables, inunda los medios con un tsunami de explicaciones.

¡Como si las explicaciones sirvieran de justificación de lo injustificable!

Y, como un producto marginal, tenemos más bancas de apuestas y casinos que escuelas, bibliotecas y teatros. Rendimos culto a la vagancia jugando a la esperanza de los tontos con aprobación oficial que ha santificado a los “banqueros”.

Tenemos también, crecimiento económico ficticio, como resultado de la estafa económica y mediática de los gurucitos de la economía macondiana que nos agitan en la cara como un sonajero, pero vacía de repartición a los segmentos sociales que la sustentan con el consumo y las agresivas tasas impositivas selectivas, que segregan las ganancias de las grandes fortunas que evaden y eluden los impuestos a los beneficios.

Impuestos altos, básicamente al consumo de los bienes y servicios, mientras se exoneran ingentes volúmenes de combustible a los mismos que eluden y evaden pagar impuestos a los beneficios y los capitales.

La delincuencia, ha sido aupada, tolerada y dirigida desde la política, unas veces por incapacidad, otras como negligencia, y siempre como expresión de una filosofía de “dejar hacer, dejar pasar”. Con sectores enfrentados por los beneficios que esa delincuencia les reditúa a sus gestores.

Drogas, por tierra, mar y cielo; peajes oficiales y oficiosos para el tránsito como base de fortunas que se lavan en actividades económicas lícitas, junto con los trapos sucios del pago con especies. Y supuestos bancos que manejan efectivo en fundas de basura que van a parar a un vertedero en lugar de las caletas designadas.

Pírrica educación, porque para los jóvenes, varones y hembras, parece que para jugar pelota y prostituirse no hace falta tener educación. Y para ambos, el perreo a ritmo de dembow y el horizonte promiscuo de la bachata parece también una salida bajo la ominosa sombrilla de la falta de oportunidades decentes. ¡Porque son ninis!

¡Pero la economía informal se sigue alimentando de las remesas de cueros y peloteros!

Y de las sangrientas escorrentías del flujo de caja del tráfico de drogas que, como un oscuro río perverso ha anegado todos los estratos de la sociedad celebrando arriba y traficando abajo.

Desempleo, es el destino de una marejada de jóvenes surgida de los centros de estudio para ver como solo los “relacionados” de los purpurados jefes partidarios son favorecidos con puestos y mega sueldos, mientras a los desconectados, si ocurre el milagro de acceder a entrevistas, solo les ofrecen sueldos de miseria que no alcanzan ni para pagar una voladora.

¡Es una vergüenza lo que ofrecen a un ingeniero industrial, mecánico o telemático por su trabajo!

Y los señalados como corruptos por su propio éxito financiero, hacen ostentación visible del producto de sucorrupciónpública y privada en su estilo de vida inocultable, en contraste con su reprimido estado anterior.

Por eso hemos caído en el “toetonanaismo” como filosofía de vida de estamentos sociales que no han sido capaces de vivir con los valores sociales que fueron la base de cimentación de la nación dominicana.

La destrucciónde la estructura familiar, que ahora nos tiene espantados, viene a ser la magna consecuencia de la suma de todos miedosanteriores, involucionando en su círculo vicioso, anegado de todos los vicios y lacras que se han estimulado para mantenernos como cerdos hocicando en la pudrición producida por los mismos.

Y, para colmo de los colmos, estamos perdiendo el país a manos de nuestros enemigos ancestrales de la oligarquía haitiana que, irresponsablemente y con ungambito extra insular, están transfiriendo sus responsabilidades con el pueblo de su nación a la sociedad dominicana y sus presupuestos.

Un crimen internacional, que un día pagarán sus perpetradores locales y extranjeros, socios en este genocidio social y cómplices en el sostenimiento de una tormenta social perfecta.