“Policía bueno, policía malo”

Por Leonardo Sanchez

Ing.-Leo-Sanchez

Es un argumento, que se puede observar en innumerables producciones hollywoodenses en entretenidos filmes de acción donde los personajes con un mismo interés definido, fingen ante un incauto -preso o informante- que están enfrentados, hasta que se logra su propósito final cuando hacen confesar o informar lo necesario para vencer sus obstáculos.

Así, pretenden entretenernos con el tema de la selección de los integrantes de la JCE que, a propósito, no son jueces, como todavía les gusta ser llamados.

Eran jueces cuando la JCE tenía que dirimir los argumentos contenciosos que se presentaban en los procesos electorales y que ahora, se tienen que dirigir hacia el TSE, un nuevo organismo que ha debutado ya en dos procesos electorales.

Uno de los protagonistas del legislativo senatorial, prevalido de la letra de la ley, grita envalentonado que nadie puede suplantar sus prerrogativas para hacer esa selección, como si fuera ese el tema motivo de las denuncias y reclamos.

Alegan también desde el fondo de la caverna del CP, a voz en cuello, que es al Senado que corresponde la selección de los integrantes de la JCE.

Como si, verdaderamente, alguien estuviera tratando de tomar su lugar en el elevado sitial desde donde emiten sus gritos confucionistas.

Cuando solo les están advirtiendo que no deben seleccionar a sus parciales para que pretendan ser los árbitros de los venideros procesos electorales.

Y, ¡que elijan personas frescas sin pasado cuestionado!

Pero eso no lo quieren ni ver ni escuchar, insistiendo en que les quieren suplantar sus derechos constitucionales en la selección de los árbitros.

Para evitar volver a repetir el vergonzoso episodio del pasado certamen electoral, que fue truqueado desde el principio hasta el final, con el resultado que se buscaba y que llena de bochorno a los dominicanos no involucrados en los beneficios del mismo.

Aquellos que se han escandalizado porque el presidente lograra “su congreso” con tanta facilidad, estrujándolo todo y a todos en el lodo del descrédito.

Y para distraer la atención, se monta esta penosa diatriba.

Ahora, sin que los espectadores lo pudieran intuir, surge el “policía bueno” con el discurso contrario, que se alinea teóricamente con la visión de que la selección debe ser totalmente apolítica, de acuerdo con lo que se está solicitando a los responsables de hacer esa escogencia.

El primer “policía”, “el malo” que grita su derecho constitucional, responde a los intereses del presidente de la república, igual que los nuevos exponentes que dicen que se deben seleccionar “jueces” independientes de toda militancia política, colocándose así en la posición del “policía bueno”

Porque dice lo que la sociedad no contaminada con las prebendas quiere escuchar y, aparentemente, llevando la contraria al otro “policía malo”.

Nadie les está discutiendo la potestad legislativa que tienen los senadores para realizar la selección de los componentes de la JCE, mientras ellos se desgañitan gritando que no van a aceptar imposiciones.

Cuando solo se les están señalando que su selección no debe recaer en personajes ligados a su propio partido, ni a los demás partidos del sistema, como es el caso actual que dio los resultados que han sido cuestionados por sectores no contaminados por el partidismo decadente.

Y, como dice la canción de Fabio, “si yo digo que los gatos, tú dices pintura fresca”.

Unos dicen “imparcialidad” y ellos entienden “injerencia”, mientras aparentan pelear entre sí para dejar pasar en tiempo y así enfriar las disidencias.

¡Porque nadie les está pidiendo al senado que rindan sus potestades!

Pero quieren entender lo que quieren entender, y no lo que les están señalando para el bien del proceso de selección.

Y, como parece que están dispuestos a seleccionar entre sus compañeritos, y ratificar a tres de los actuales, responden lo que no les han señalado, olvidando lo que sí les están señalando.

¡Que sean imparciales carajo!

Que es algo que no han sabido ser y todas sus acciones pasadas y presentes lo avalan con creses.

Porque su intención es no hacer caso a las recomendaciones que se vienen realizando para que la selección no se haga entre parciales.

Entonces, quieren aparentar que “se están tirando las cajas y los cajones”.

Mientras, la sociedad, encadenada a la mesa de interrogatorio, asiste atolondrada al espectáculo perverso de dos socios que aparentan pelear para torcer la voluntad de los pendejos, como el policía bueno y el policía malo de las películas.

Para, así, imponer su voluntad, como en los mejores gobiernos dictatoriales.