Y tú, por quien vas a votar?

Por: Leonardo Sánchez

 

Ing.-Leo-Sanchez

No solo de corrupción e impunidad se ha estado hablando en las reuniones de familiares y de amigos durante las fiestas navideñas. Aunque no ha iniciado formalmente la campaña electoral para los próximos comicios, las reuniones que se han estado celebrando en las últimas semanas han estado salpicadas de los temas asociados a la política, y debido también a la campaña extemporánea que llevan a cabo los aspirantes a candidatos.

-No se sabe cómo este país aguanta la permanente campaña política en la que lo mantienen inmerso, siendo éste uno de los males principales que agobia a la sociedad-

Las inusuales y pintorescas muestras de falta de democracia interna de los partidos, seleccionando candidatos por aclamación, de dedo partidario o por encuestas, han terminado por desembocar el torrente político nacional en una guerra sin cuartel entre los aspirantes a concejales, alcaldes, diputados y senadores.

Pero donde terminan casi todas la discusiones, es en la decisión sobre quién sería el próximo Presidente de la República, dejando abierta la pregunta de ¿Y tú, por quien vas a votar?

Y, no existe consenso, como no podía ser de otra manera; pero hay respuestas que pudieran ir despejando el camino.

Mi voto, sería para el que se atreva a convocar el Consejo nacional de la Magistratura, para hacer lo que haya que hacer con la cabeza de la justicia nacional. Y que luego se elijan jueces que juzguen, y no para negociar impunidades y pagar lealtades y favores.

Votaría, por el candidato que garantice la eliminación de las injerencias desconsideradas del representante diplomático norteamericano que anda “metiendo la cuchara en un sancocho ajeno”.

También, por aquél que controle la inmigración ilegal de haitianos y realice las deportaciones mandatorias de los que no pudieron ni quisieron, o que su país no les permitió, acogerse al plan de regulación de extranjeros, y que haga respetar nuestras fronteras terrestres y marítimas.

Además, lo haría por el candidato que rescate la dignidad nacional arrastrada por los representantes del fallido estado haitiano y rompa las relaciones de vergüenza que se llevan con un gobierno ilegal y chanchullero, hasta que ese conglomerado vuelva a ser un país respetuoso.

Votaría, por el candidato que garantice la real persecución de la corrupción en las instituciones del estado. Y también, en el sector privado en contubernio con los funcionarios llamados a controlar las acciones privadas en relación al pago de los impuestos, los precios de la economía, las contratas de obras y los suministros.

Mi candidato elegido, sería aquél que investigue, aprese y confisque los bienes de numerosos funcionarios y ex funcionarios que no han podido justificar los bienes que poseen ni las fortunas en bancos extranjeros a nombre de testaferritos y testaferritas, ostentadores de riquezas ajenas.

Votaría seguro, por aquél que se atreva a poner coto al negocio de las ARS y revise la Ley de Seguridad Social para que la salud de la sociedad no sea un negocio solamente con alcance y visión financiera.

Igual, depositaría mi voto, por el que termine con la corrupción en la Policía Nacional y en las Fuerzas Armadas, para devolver la seguridad a la ciudadanía, controlar el tráfico de sustancias prohibidas y que haya menos generales y coroneles potentados con yates, fincas y villas, “solo que el sueldo de oficiales superiores”.

También, votaría por el candidato que realice un ajuste presupuestario, dejando de tomar dinero prestado para rellenar presupuestos deficitarios y que nos haga apretar la correa del gasto público, prescindiendo de los cilindros, botellones, botellas y botellitas, sin dejar de prescindir de los galones y tinacos de los comités partidarios.

Sería, el que elimine todas las instituciones redundantes en la Administración Pública. Ministerios que pueden ser Direcciones Generales, algunas de éstas que pueden ser Divisiones Sectoriales, y una gran cantidad eliminadas por inoperantes e innecesarias. También, darle presupuesto y poder a algunas instituciones que actualmente son mantenidas como entelequias botellales, como Control de Precios, y aquella institución, como se llame ahora, que debe ser responsable de gestionar la calidad de los alimentos y medicamentos.

Una institución nacional para la gestión del Agua. Una para Educación, Educación Superior, Bellas Artes, Mujeres, Juventud, y afines. -Suerte que los hombres no necesitan un Ministerio del Hombre-

Una institución, para Tránsito, Transporte y afines. Otra para Energías, Minas y afines. Agricultura, Ganadería y Ambiente, Estabilización de Precios, juntos aunque no revueltos.

Mi estrella de candidato, debe tener la visión y el coraje de eliminar el congreso que vive como rico en un país pobre, creando en su lugar un parlamento honorifico, compuesto por voluntarios que no necesiten barrilitos y cofrecitos, pero que representen a sus comunidades con dignidad y lealtad, para ser recompensados en base a resultados.

Igualmente, prohibir y erradicar las bancas de apuestas de deportes y loterías, dejando solo la lotería estatal para obras de beneficencia social.

Debe buscar un arquitecto de la talla de Bienvenido Martínez Brea, para que dirija la supervisión de las obras del estado, que deberán ser construidas por el Ministerio de Obras Publicas, sean escuelas, hospitales, carreteras, puentes o burdeles.

Algo tiene que hacer con la proliferación de religiones y sectas, que están “enrareciendo” la mente de la gente de mediana y escasa formación educativa e intelectual, evitando que intervengan en la educación y las funciones públicas; la religión debe ser un asunto personal y privado entre el individuo y su “creador”, cualquiera que sea su concepción de su dios.

Igual debe hacer con la radio, televisión y espectáculos públicos, para devolver “el gusto” perdido a la sociedad, acorralada por la “creatividad” de unos “artistas” sin talento que quieren convertir en “arte” todas sus vulgaridades transculturizadas.

Debe tener la voluntad de eliminar la Liga Municipal, y crear un consejo de alcaldes que coordinen las actividades inter municipales; debe también hacer que los concejales vuelvan a ser honoríficos.

Mi elegido sería, aquél que se atreva a aplicar la Ley de Tránsito y termine con el abuso de “los padres de familia” y el macuteo de los que deben hacer cumplir la ley y “miran para otro lado, extendiendo la mano”; haciendo el control del tránsito una función de la policía municipal de cada cabildo bajo una sola regulación nacional, la Ley de Transito.

Mi preferido, sería el que presente un proyecto de construcciones de represas, sistemas fotovoltaicos y eólicos, estatales, privados o mixtos, para reducir las emisiones contaminantes, bajar la abusiva factura petrolera y la deuda eléctrica. Debe tener los pantalones de rescindir los contratos provenientes de la privatización que provocan las deudas continuas y los apagones financieros.

Votaría, por el candidato que esté decidido a controlar la depredación de los bosques, ríos, sistemas montañosos, que elimine la pesca indiscriminada de especies marinas y lacustres. Aquél, que evite que nuestro país siga siendo el almacén privado de carbón vegetal para el vecino.

Votaría, por aquél que se atreva a controlar a su propio entorno para que no sigan haciendo negocios con los patrimonios del estado y con las compras y suministros para el sector público centralizado y descentralizado, que lleve a que haya un solo sector estatal con cuentas bien definidas, centralizadas y menos tráfico de influencias.

También, por el que acabe con la propaganda del estado y estar nombrando sicarios de la palabra en las direcciones y consejos estatales, y que deje de usar los fondos de pensiones para favorecer a los opinadores y faranduleros que les declaran su adhesión.

Un presidente a elegir, que no se meta con la JCE y la Cámara de Cuentas, y que su partido no trate de controlar los gremios profesionales.

Sería, aquél que tenga los cojones de saber decir no a los aventureros que vienen a “fomentar la inversión extranjera”, tratando de amarrar privilegios que no se otorgan a los ciudadanos del país.

O sea, yo votaría por el candidato que acabe con el relajo que se ha apoderado del país, donde nada funciona como debe hacerlo, mientras un grupito de “vivos” sin escrúpulos ni vergüenza, están sacando fortunas de los recursos que deben destinarse a resolver todo lo que la sociedad lleva años esperando que resuelvan y votando por aquéllos que han prometido soluciones para devolverle quimeras envueltas en mentiras relucientes y sonoras.

Mi candidato, debe nombrar ministros que sean auto dirigidos, que no necesiten “visitas sorpresa” para realizar las tareas bajo su responsabilidad.

En fin, yo votaría por un candidato que, como presidente, se respete a sí mismo.

Que no le robe la esperanza a la sociedad del país.

Que cuando diga que “la burra es baya, sea porque tiene los pelos en las manos”.

¡Que no mientan más, carajo!

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